El cementerio de Sidi Embarek ha acogido este viernes los entierros de los dos marroquíes que fallecieron la semana pasada en Ceuta: Abdellah, de 23 años y natural de Tánger, y Saad, de 21, procedente de Casablanca. Murieron con horas de diferencia, el primero tras un accidente con un camión y el segundo después de un trayecto a nado que terminó con su vida. Ambos han podido ser enterrados en las tumbas 4557 y 4558 en presencia de familiares y amigos, gracias a las gestiones llevadas a cabo para su identificación que, aunque en algunos casos no tiene validez judicial a falta de documentos, sirve para frenar la incertidumbre de quienes carecen de informaciones tras las marchas de sus seres queridos.
En el caso de Saad Gady, su cuerpo fue recuperado del mar por los GEAS a la altura de Calamocarro, enfundado en un traje de neopreno y con aletas. Unas dos semanas antes había emprendido ruta a nado junto a dos jóvenes. Cuenta su familia, que a mitad de camino quedaron sin fuerzas y alertaron a los servicios de Salvamento. Una unidad marroquí acudió al lugar localizando a sus dos compañeros, mientras que Saad quedó en el mar. No invirtieron demasiado tiempo en buscarlo, solo permanecieron allí unos minutos. No se sabe si Saad seguía con vida, el hecho es que nadie lo rescató quedando atrapado en la oscuridad. Días después las mareas arrojaron su cuerpo a las rocas de Calamocarro, de donde los GEAS lo sacaron.
Saad tenía dos hermanos y unos padres que han quedado destrozados. Dejó su Casablanca natal porque quería mejorar. Tras su desaparición y antes de que su cuerpo fuera encontrado por la Guardia Civil, sus familiares lo estuvieron buscando creyendo que podía haber llegado a nado a algún punto de la Península. Tenían alguna esperanza de hallarlo con vida. Ahora han tenido que rezarle y despedirle como nunca hubieran imaginado.
Como Saad son muchos los jóvenes marroquíes que dejan su país porque aspiran a tener mejoras, a conseguir un trabajo, pero sus destinos se tuercen en una frontera imprevisible que se ha llevado ya a demasiados. Hasta Ceuta se han trasladado familiares llegados de Italia, Soria y Granada, que han grabado el entierro en directo para conocimiento de quienes quedaron en Marruecos sin poder cruzar debido al cierre de la frontera. Es la única manera que tienen de dar el último adiós ante la inexistente falta de ayudas para trasladarse por cuestión de emergencia a Ceuta.
En el cementerio de Sidi Embarek se ha rezado a estos dos marroquíes de poco más de 20 años que dejan atrás sus propias historias y que terminaron sus vidas de la peor de las maneras. Descansan por siempre en un lugar en donde se ha enterrado a demasiados jóvenes que quisieron dejar Marruecos, registrándose repuntes con motivo del cierre de un Tarajal a punto de cumplir dos años de bloqueo.
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