En verdad, la situación de UGT y de CCOO es insostenible. Por un lado, no desean quebrar esa dependencia ideológica-financiera con su mentor Zapatero; y, por otro lado, saben que se deben al mundo del trabajo. Hasta ahora han estado poniendo una vela a Dios y otra al diablo. Lo que en román paladino quiere decir: poner el cazo y, al mismo tiempo, contener a las masas. Pero claro, esa situación no puede durar indefinidamente. El tiempo se encarga de pudrir los afectos y las afinidades y no hay más remedio que decantarse por una de las dos opciones: o el cazo o las masas. Alguna vez hay que elegir. Y el momento de tomar postura ha llegado.
España es el país en el que los sindicatos se han convertido en auténticos negociados del gobierno socialista –¿qué pensarán al respecto Marcelino Camacho y Nicolás Redondo, padre?–. Son un poder en la sombra. Me quiero referir, por supuesto, a UGT y a CCOO. Negociados que son gratificados espléndidamente. Sobre uno y otro cae una lluvia de millones procedentes de los impuestos de los españoles. Y es más, mientras a los funcionarios se les ha detraído el 5% de sus emolumentos, se han congelado las pensiones, el capítulo de la Dependencia también ha recibido su recorte, los sueldos de los cargos públicos asimismo han sufrido sus reducciones, no sabemos a ciencia cierta en cuanto se han recortado las asignaciones de los sindicalistas.
Lo cierto es que ambos, UGT y CCOO, están siendo vapuleados en todos los frentes: prensa, radio y televisión. Se les ha acabado el vivir del chollo. En verdad, se merecen esas descalificaciones que a diario se leen y se oyen. Les han llamado de todo. Pero claro, ese Méndez tiene más concha que un galápago, y con tal de no aparecer por el ‘tajo’ es capaz de cualquier cosa. Y ese otro filocomunista, Toxo, desea, al parecer, seguir las huellas de su compinche Méndez. Uno y otro han sacado pecho hasta ahora pues saben que su poder les viene de la negociación colectiva. Sería interesante que el Tribunal de Cuentas nos ilustrara sobre en qué se gastan estos dos sindicatos los dineros que reciben de Zapatero. Nuestros dineros, no se olvide. Ambas organizaciones sectarias se han convertido en el mayor obstáculo para la creación de empleo. De eso no hay duda.
UGT y CCOO se han metido en jardines que nada tienen que ver con los trabajadores. Desde llamar a esconder a los inmigrantes ilegales y a conculcar la Ley de Extranjería, pasando por las fosas franquistas hasta apoyar al juez Garzón. “Golpistas” les han llamado a Méndez y a Toxo. Ambos sindicatos sectarios se han entregado, evidentemente, a una ideología y, como consecuencia de ello, se han desentendido de la realidad pura y dura. Si en alguna ocasión el ciudadano, en uso de su derecho de libertad de expresión, ha dicho las verdades del barquero sobre ellos, enseguida han amenazado con esos ‘oscuros y siniestros’ servicios jurídicos. ¿Verdad que sí UGT? Que por cierto también pagamos todos los jodidos españoles. ¿Recuerda, amable lector, cuando el tal Méndez dijo que Zapatero debería desautorizar a Fernández Ordóñez, del Banco de España, y otros sindicalistas lo tacharon, a Ordóñez, de “apóstol de la catástrofe”?. Estos sindicalistas, cooperadores necesarios de nuestra ruina, son los que nos ‘han gobernado’ desde la sombra. No lo olvide, amable lector.
Ahora, con la Reforma del Mercado Laboral que prepara el Gobierno socialista, en la que se incluye, entre otras lindezas, modificar “la cláusula de descuelgue”, UGT y CCOO estarán que trinan, se subirán por las paredes. Ven que llega el momento en que ese poder ‘sombrío’ del que han hecho gala hasta el presente se les desvanece.
Están tocados. Comienzan a hundirse. Amenazan con la dichosa huelga general –¡que viene el lobo!–. Saben que se han dejado muchos pelos en la gatera y temen que el ciudadano les haga un sonoro corte de mangas, y se vean únicamente los liberados y algún otro despistado detrás de las banderas. Usted, amable lector, no debería hacerle el caldo gordo a estos desaprensivos. No se coloque detrás de ninguno de ellos. Es tan sólo por higiene mental.
Y para terminar, y a modo de curiosidad, un funcionario escribió una ‘carta al director’, en una revista profesional, unas líneas que han resultado ser proféticas. En su último párrafo dice así: “Quizás, cuando los dirigentes sindicales de ‘clase’ se decidan a alzar su voz, ya habrá tanto ruido en los trabajos y en los hogares españoles que sus palabras quedarán ahogadas por la indiferencia y la decepción de los que en ellos confiaron”. La fecha es, ni más ni menos, del 13 de noviembre del año 2008. Y el nombre del ‘profeta’ es el ciudadano Joaquín Moreno Cejuela. Un verdadero profeta, sí señor.