El secretario general de la Unión General de Trabajadores (
UGT) de Ceuta, Juan Carlos Pérez, ha encabezado la pequeña delegación del sindicato que este domingo, como cada 14 de abril, ha acudido al
cementerio de
Santa Catalina para honrar la
memoria de los asesinados por los franquistas que fueron enterrados en la fosa común. “Estamos aquí para homenajear a unos compañeros que defendieron la libertad, la democracia y el gobierno establecido”, ha resumido Pérez junto al exdiputado autonómico y referente de la UGT local Eloy Verdugo. Esta vez en la cita no ha participado ningún representante del
PSOE de Ceuta, algo que ha sorprendido a los convocantes. El líder del sindicato en la ciudad ha enfatizado que “en estos tiempos es muy importante mantener esta tradición porque los gobiernos de ultraderecha están recortando derechos y libertades de los españoles”. “Este es un día muy importante y estos compñaeros no se merecen otra cosa que estar aquí”, ha resaltado Pérez.
Los ugetistas también han depositado flores
en el nicho de José Mata, fallecido en junio de 2021, y en el del cabo Juan Salvo Pastor, uno de los escoltas de Sánchez Prados asesinados por los fascistas en enero de 1938. El resto fueron los guardias Prudencio González Martín, Enrique Caliani Rodríguez, Cecilio Fernández García, Joaquín García Sánchez y Víctor Sánchez Sánchez. A sus 95 años en el cementerio ha estado también un año más
Alfonso González Ojeda, hijo de uno de esos agentes, que ha vuelto a emocionarse ante la fosa común en la que, según las investigaciones de Francisco Sánchez Montoya, se tiene contabilizadas a 169 personas asesinadas por oponerse al golpe militar de 1936. El total de la represión alcanzó a 268 y el resto están enterrados en sus respectivos nichos. Las ejecuciones estuvieron presentes en Ceuta hasta agosto de 1944.
Las dos primeras víctimas acaecieron en la madrugada del 21 de julio de 1936 y corresponden a José Gallardo, dueño de una casa de comidas llamada 'Las Cuatro Columnas', situada en la calle Jáudenes, y el zapatero Alfonso Guerrero. El grupo ha recordado también a David Valverde, que en 1936 fue teniente de alcalde de la corporación municipal hasta el golpe de Estado del 18 de julio. Fue detenido el 18 de agosto de ese mismo año e internado en la fortaleza del Hacho. Unos meses después, el 20 de enero de 1937, fue fusilado en represalia por un bombardeo de la aviación republicana.