Después de que en la tarde de este martes este medio de comunicación hiciese pública las versiones tanto de la paciente afectada como de la médica involucrada en unos hechos ocurridos en la madrugada del sábado 3 de agosto, UGT se ha pronunciado posicionándose del lado de la profesional.
Tanto es así, que este sindicato ha manifestado que “condena la agresión verbal y amenazas dirigidas a una profesional sanitaria en el servicio del SUAP”.
De igual modo, pide a Ingesa “que se active ampliamente la Resolución de 26 de marzo de 2018, del Instituto Nacional de Gestión Sanitaria, por la que se aprueba y publica el Protocolo de actuación frente a la violencia en el trabajo en los centros dependientes del Ingesa, en las ciudades autónomas de Ceuta, Melilla y Centro Nacional de Dosimetría en Valencia”.
Asimismo, “UGT insta a la completa aplicación del protocolo, no solo para atender a la víctima de la agresión, sino para que también se esfuerce en evitar este tipo de comportamientos que tanto daño hace al personal, a la institución, y a los pacientes”.
Al referirse a los hechos, el sindicato señala que “fue la misma trabajadora, la víctima, quien tuvo que llamar a las Fuerzas y Cuerpos de seguridad ante las amenazas y agresiones verbales que les profería la familiar de la paciente”, sin hacer referencia a cuál fue el motivo que provocó esta situación.
Para finalizar su comunicado, “UGT espera que a esta trabajadora se le preste todo el soporte legal y ayuda que contempla el protocolo de actuación, sin perjuicio del apoyo total y absoluto de UGT a esta trabajadora y a todo el personal de las Instituciones Sanitarias. Además, hacemos énfasis en la importancia de la figura del Interlocutor Policial Sanitario, así como en la coordinación de todos los responsables implicados en estas lamentables agresiones”.
Cabe recordar que tal y como publicó El Faro de Ceuta, los hechos citados ocurrieron el pasado sábado de madrugada cuando una madre tuvo que llevar al SUAP a su hija menor de 15 años después de pasar toda la noche con vómitos.
Al llegar allí, la médica la atendió rápidamente, aunque al llegar el momento de tener que pinchar a la menor la situación se complicó. Y es que, la paciente tiene pánico a las agujas a lo que la facultativa manifestó que “ya era muy grande para que le tuviera miedo a las agujas” y “yo no estoy para estos cachondeos que son las siete de la mañana”, tal y como aseguró la madre de la afectada.
A raíz de ahí, comenzaron una discusión que acabó con la llegada de la Policía Nacional tras una llamada de la médica y la paciente ingresada en el HUCE.
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No dudamos de la versión de la médica, pero en la viña del Señor hay médicos y médicos, como pacientes o familiares educados o maleducados sin distinción de raza, credo o clase social.
El problema radica en que si realmente hablamos de una excepción en la que la médica con su actitud provocó el conflicto verbal, debe preocupar de igual modo a " Atención al Paciente" a la hora de abrir una investigación o expediente informativo para esclarecer lo sucedido y parar posibles abusos de autoridad de ciertos médicos que no se acogen correctamente al código deontologico de su profesión, independientemente de los estresores ambientales, puesto que la mala praxis médica existe, y no son denunciados, ni tampoco actúan de oficio estos entes al servicio del paciente con el.fin de velar por nuestros derechos y mejorar la calidad de la atención sanitaria, y por ende, proteger tanto al personal sanitario y usuarios de las actitudes y comportamientos irrespetuosos contrarios a cualquier código ético o profesional.
Si queremos mejorar como un bien común, hay que abrir dos investigaciones independientes con el fin de depurar responsabilidades en aras de una justicia equitativa.