Categorías: Opinión

Turismo de conocimiento y sensibilidad

En diciembre tuve la oportunidad de acudir, junto a otros muchos participantes, a la primera marcha con perros por los montes del campo exterior. Correr con mis perros junto a compañeros de afición deportiva y perruna me pareció apasionante y saludablemente socializante. La marcha preparada por el grupo de senderismo y actividades deportivas en la naturaleza que tiene el sugerente nombre de “manada” salió

francamente bien y llenó mi corazón de nuevas impresiones y experiencias compartidas entre canes y hombres. La carrera se anunció convenientemente en la prensa local, fue apoyada por el Ayuntamiento, y me consta personalmente que estaba impulsada por el sano derecho legítimo de poder disfrutar de deporte y naturaleza con tu fiel e inseparable compañero y siempre amigo- perro.
Los que finalmente nos decidimos a correr un rato tuvimos momentos maravillosos pasando por cañadas preñadas de vegetación típica de nuestras maquias litorales, bajando y subiendo pendientes y trotando por senderos realmente angostos, no había dueño ni can que se amedrentara. El grupo heterogéneo estaba formado por personas y canes de todas las edades y condiciones físico-deportivas, pero seguíamos el impulso de la manada, sintiendo el vigor del lobo a cada trote y la emoción de descubrir lo que nos deparaba el siguiente angosto recodo. En los senderos largos y estrechos es donde más a gusto me encontraba siguiendo y siendo seguido por otros miembros del clan, hombre y perro mezclados en perfecta armonía, una equilibrada composición natural que el escenario paisajístico del mar y la montaña terminaron de completar. Los ancestrales vínculos que nos unen con los lobos y chacales, y de ahí con los perros nos permiten gozar de las mieles de la estrecha relación que es posible y conveniente mantener entre dos animales, nosotros y los canes, tan prestos ellos a las emociones y al disfrute de las actividades deportivas. Viendo esta carrera y las alegrías compartidas se comprende fácilmente las torturas a las que están sometidos los perros que sufren a un compañero humano sedentario. También quedan desacreditadas las falacias sobre la inventada ausencia de resistencia para la carrera de los perros de pequeño tamaño (una excusa que se inventan los flojos de espíritu y cuerpo para no sacar a los perros a pasear como deben); los pequeños tiraban de los humanos en proporción a su tamaño tanto como los grandes y no hubo excepción durante la carrera, que duró aproximadamente una hora. Esto me recuerda que algunos amigos tienen perros de pequeño tamaño con los que dan tranquilamente la vuelta al Monte Hacho. Siempre que puedo voy a nadar al mar y a correr con mis perros llevándolos con un arnés especial y a subir montañas trabajando en equipo con ellos, son sensaciones de vínculo maravillosas que me ayudan a integrarme más en la naturaleza y a degustar sensaciones que solo el que habla frecuentemente con sus perros y con la naturaleza puede comprender. Es una forma más de elevación espiritual a través de las relaciones naturales que pertenecen a nuestra genuina condición humana.
Son este tipo de actividades, así como tantas otras como montar en bicicleta o caminar tranquilamente las que te ponen en contacto con los escenarios naturales de nuestro bello territorio. Y esto me lleva directamente a volver a pensar sobre la equivocada política turística que se lleva desde nuestra ciudad, siempre copiando modelos inaplicables en Ceuta y creando infraestructuras turísticas con el principal afán de colocar adeptos y de competir con el escaso sector privado dedicado a estas labores. Desde Septem Nostra pensamos que la primera premisa turística, según nuestra visión, es la rentabilización de nuestro patrimonio natural y cultural. Esto está claramente alejado del turismo de masas, en ningún caso es cuestión de cantidades sino de calidades. La Administración no está preparada ni debe liderar ningún proyecto de promoción turística, tiende siempre al dispendio, al electoralismo y al coloquismo sin fin. La máquina burocrática está enferma y contagia miasmas de confort y conformismo, nació como controlador de las masas humanas y nada se puede esperar de ella fuera de las ideas despóticas que siempre anidan en el poder político-burocrático. A diferencia de la experiencia del control administrativo de la cuestión turística y de otros conceptos turísticos poco idóneos para la marinera y dulce ciudad proponemos otros posibilidades más contextualizadas a Ceuta o por lo menos con una idea diferente de nuestra ciudad, desde luego distante con la moda decadente de promocionar la gastronomía como fuente de la felicidad humana. Creemos que es posible comenzar una andadura de forma modesta pero efectiva invitando a nuestra población a unirse a sencillas visitas patrimoniales que inviten a mayores intereses de conocimiento y disfrute espiritual. Después ofertar productos concretos para visitantes de temporada e incluso rutas concretas por nuestro territorio, museos y espacios expositivos. Más tarde, se puede comenzar a pensar en llamar la atención de sociedades dónde abunden personas con notable y profundo interés por desarrollar su conocimiento y la sensibilidad a través del viaje interior y exterior; sociedades dónde se vendan más libros y no haya tantos bares por habitante ni televisiones que promocionen la fiesta infinita. En definitiva un ciclo ascendentemente progresivo dónde se establezcan unos buenos cimientos de una actividad turística adaptada a nuestro territorio y que se eleve de la vulgaridad que reina en el turismo español. Un turismo ceutí debe aspirar a conservar lo que queda de territorio emergido y buscar recursos para extraer algunas esencias de nuestro medio marino tan particular. Tiene que perseguir la magia de lo mítico que impregna todo nuestro territorio y oriente los productos turísticos hacia el entusiasmo por la antigüedad, las ideas, la naturaleza y también los grandes prototipos de la humanidad. También debe dejarse seducir por las intuiciones que impulsan nuestro conocimiento hacia cimas más elevadas del entendimiento. Si la administración política existiera, y no hubiera sido sustraída por la burocracia más rancia y gestionadora, podría surgir alguna idea para ayudar a crear este ámbito dónde emprendedores sensibles y con conocimientos pudieran desarrollar mejor sus proyectos. En cualquier caso, a pesar de todo surgen iniciativas interesantes que están poniendo en marcha audaces promotores caballas que ven afortunadamente en Ceuta un gran potencial para desarrollar sus proyectos de turismo verde, cultural y sostenible.  Huelga indicar que este artículo es de exclusiva responsabilidad de nuestra asociación y en nada han intervenido los integrantes del grupo manada, tan solo han servido de inspiración para la primera parte del escrito.

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