Turismo contra medioambiente

Mientras que el confinamiento por el COVID-19 y la paralización de la actividad económica nos ha mostrado a todos la evidencia de que la acción humana está detrás del cambio climático (la paralización económica ha posibilitado una disminución de emisiones de gases de efecto invernadero, aunque temporales, sin precedentes); algunos gobiernos en el mundo (el de Bolsonaro en Brasil, el de Putin en Rusia o el de Trump en EEUU), y algunas administraciones autonómicas en España, se esfuerzan en hacer todo lo contrario a lo que dicta el sentido común y reclaman los organismos internacionales que se dedican al cuidado del medio ambiente. Lejos de propiciar un cambio hacia un modelo económico más sostenible, aprovechan la inactividad de la pandemia, para introducir cambios legislativos de calado que traerán más contaminación y un mayor deterioro medioambiental. Es el caso de la Junta de Andalucía con la aprobación del proyecto de Hotel frente a la playa de los Genoveses en Cabo de Gata.

Previamente a esto, la Junta de Andalucía presentaba a bombo y platillo un Decreto de medidas para la mejora y simplificación de la regulación para el fomento de la actividad productiva en Andalucía, mediante el que se agilizaban determinados trámites y se permitían actividades sin los controles ambientales necesarios. Es decir, con la excusa del fomento de la actividad económica, se desregulan (“agilizan”) normativas medioambientales, permitiendo así que, nuevamente, el ladrillo inunde zonas de elevado interés ecológico. O como ya han declarado algunos parlamentarios socialistas. “…asfaltar Doñana y enladrillar el parque natural Cabo de Gata-Níjar es la falsa revolución verde de Moreno Bonilla”.

Hace algún tiempo, en un artículo titulado Turismo y Medioambiente, decía que el turismo estaba de moda, al ser uno de los sectores que más empleo generaban en el mundo (10% del PIB mundial). Este hecho, combinado con la creciente preocupación que había sobre el cambio climático, sería la causa del creciente interés por el turismo sostenible. Sin embargo, también advertía que, pese al notable incremento de las cifras de turistas internacionales en el mundo, había una parte negativa, si la relacionábamos con el medio ambiente. Por un lado, no en todos los lugares se respetan las culturas locales y sus recursos naturales. Más bien todo lo contrario. Por otro, el sector del transporte en el mundo es el responsable de casi el 40% del total de emisiones de gases contaminantes de efecto invernadero, con consecuencias muy perjudiciales para el cambio climático. Y el turismo está ligado al transporte de forma casi inevitable. Pero, la pandemia del COVID-19, ha venido a trastocarlo todo. La paralización de la actividad turística ha encendido todas las alarmas. La necesidad de reabrir la actividad turística parece que nos ha hecho olvidar el medio ambiente.

En aquella colaboración explicaba el concepto de “turismo responsable”, que se desarrollaba en una de las ponencias en el marco del tercer congreso internacional “Energy and Environment Knowledge Week 2016” (E2KW 2016), que en esos días se celebraba en la bella y cosmopolita ciudad de París. El trabajo en cuestión se titulaba “Responsible Tourism Conceptual Representation: Semantic Fields through Individual Disclosure”. Se trataba de algo que iba más allá que el turismo sostenible, o ecológico, o turismo relacionado con la salud. El turismo responsable estaría más relacionado con una economía no basada sólo en los beneficios económicos, sino en obtener un resultado equilibrado entre la conservación medioambiental y el desarrollo económico. En este sentido el turista no estaría considerado como un extranjero, sino como una persona responsable e integrada  en la cultura local. De conseguirse, sería muy beneficioso para el respeto y preservación de sus recursos naturales.  Estaría muy relacionado con el individuo como agente activo y no con el marketing de ventas. También conllevaría una acción proactiva a favor del medio ambiente.

¿Tiene esto algo que ver con ese proyecto de Hotel frente a la playa de los Genoveses en Cabo de Gata?. Creo que en absoluto. Estaría más relacionado con la especulación urbanística, nuevamente, de zonas protegidas por su interés medioambiental. Sería algo similar al famoso proyecto del hotel El Algarrobico en la misma zona, que los ecologistas consiguieron paralizar.

Conforme explican los distintos grupos ecologistas, “…la autorización a este hotel en Los Genoveses no solo incumple el Plan de Ordenación de Recursos Naturales (PORN) del Parque Natural Cabo de Gata-Níjar. También supone nuevas obras de canalización en el parque natural, aumentar el tráfico rodado y afectaría a la calidad del aire y la contaminación lumínica y acústica”. Pero es que además, continúan, “…en el contexto actual de crisis climática y pérdida de biodiversidad, una urbanización masiva de la costa seguiría destruyendo ecosistemas de gran valor y sentaría un precedente muy peligroso”.

En concreto, el hotel tendría 33 habitaciones, piscina y 70 plazas de aparcamiento en una de las zonas más emblemáticas y menos construidas del litoral andaluz, en pleno parque natural del Cabo de Gata-Nijar, y abriría la puerta a otros muchos proyectos de este tipo. Entre las alegaciones presentadas se incluyen algunas como que incumple el Plan de Ordenación de Recursos Naturales del Parque Natural Cabo de Gata-Níjar; supone duplicar la capacidad de pernoctación en esta zona del Parque Nagural; necesitaría tuberías subterráneas que excavarían zonas del Parque Natural de especial sensibilidad ambiental; supondría un importante incremento del tráfico rodado en la zona; no valora adecuadamente los impactos negativos sobre la calidad del aire ni la contaminación lumínica y acústica; ignoran que se trata de un Área de especial importancia para las aves esteparias; impactaría negativamente en las actividades agrícolas y ganaderas; y tampoco se ha informado del proyecto a la Junta Rectora del Parque Natural (esta es la trampa de la nueva “agilidad” de trámites de la Junta de Andalucía).

Parece que la historia se repite y no aprendemos. El Mar Menor está al borde del colapso. En la costa andaluza hay tramos urbanizados en más del 80%. Y en general, esta sobre urbanización en zonas costeras ocasiona colapsos importantes de depuración de aguas residuales y graves problemas de salud pública. Hay estudios científicos que corroboran estos datos. El mismo Covid-19, parece que es una consecuencia de la falta de respeto del hombre hacia la naturaleza, del traspaso de líneas rojas y de la invasión de zonas reservadas a la vida animal y salvaje. Pero, mientras que esto debería de traer más desarrollo sostenible, parece que algunos lo único que buscan es más ladrillo y más desregulación urbanística. Lamentablemente, también es el caso de Andalucía, ahora en manos del tripartito de derechas, PP-Ciudadanos-Vox.

Es necesario y urgente que no olvidemos que además de una crisis sanitaria, estamos en una grave crisis ambiental y que nuestro planeta no aguanta más. Y si el planeta se colapsa, lo que peligrará será la propia supervivencia de la especie humana en la Tierra. Aún podemos evitarlo.