“Solo pedimos que nos traten como humanos y dejen de vernos como animales”

Miles de marroquíes con residencia en países europeos, muchos de ellos en distintos puntos de la Península e incluso en Ceuta, no pueden salir de Marruecos y regresar a sus hogares después de que el país decretase el cierre de fronteras el pasado 13 de marzo.

Son muchos los marroquíes residentes en España que están separados de sus hijos y de sus hogares, que han dejado sus negocios en España, personas mayores, otras enfermas, embarazadas a punto de dar a luz solas y algunas que han dado ya a luz en un país que no es el suyo.

“Me fui para conseguir algunos papeles para hacerme la nacionalidad”

Este es el caso de Fathia Ziani una joven ama de casa de 28 años de origen marroquí. Está casada con un español, que le espera en Madrid. Además, está embarazada y a raíz de eso ha desarrollado una hiperémesis gravídica, es decir, la presencia de náuseas y vómitos intensos y persistentes durante todo el embarazo.

Esto le ha llevado a estar varias veces ingresada en el hospital en Madrid. Ahora teme por la salud de su futuro hijo porque esta enfermedad gestacional se podría agravar “si no tomo mi medicación y dejo de comer y beber”. Su medicina no la hay en Marruecos y está “desesperada” porque la que se llevó se le ha agotado.

Fatiha viajó a Uchda, en el noreste de Marruecos, cinco días antes de que cerrasen la frontera junto a su madre de 59 años, que es diabética. “Me fui para conseguir algunos papeles para hacerme la nacionalidad y de paso cambiar el pasaporte porque se me caducaba”, comentó. Se encontraba en Uchda cuando supo del cierre por una prima suya que está en Melilla, aunque critica que “no lo dijeron en ningún sitio oficial ni nos avisaron antes”.

“Me asusté mucho, me puse muy mal y llamé al Consulado de Marruecos en Madrid y al Consulado español en Nador, pero nadie sabía decirme nada. Desde el cierre no me han ofrecido ninguna solución, solo mentira tras mentira”, relató. Por suerte, está en casa de unos familiares que son los que se están encargando de darles de comer y “un sitio para dormir por ahora”.

“Solo pedimos que nos traten como humanos y dejen de vernos como animales, que miren por nuestra parte también, que sientan lo que sentimos y que se pongan en nuestro lugar”, concluyó Fathia.

“Que sientan lo que sentimos y que se pongan en nuestro lugar”

En la misma situación se encuentra Khalid Jabbouri Bouchnafa, un español de 27 años que nació en Marruecos, y su familia. Es carretillero en un almacén de fruta en Jumilla (Murcia). Junto a su mujer, su madre y su hijo viajaron el pasado 2 de marzo en coche hasta Marruecos, concretamente a Nador, para visitar a un tío que “está enfermo y para ver a mis suegros”.

En casa de su tío, en Hassi Berkane, se encontraban cuando se enteraron de que Marruecos había cerrado las fronteras. “Fui a la frontera de Ceuta el día 13 y estaba cerrada. Intenté hablar con las autoridades marroquíes, pero no dejaban pasar a nadie. No había solución. Entonces, tuvimos que volver a casa de un familiar. Llamé al consulado de España en donde no me daban ninguna solución. Me dijeron que era decisión de Marruecos y que no se podía hacer nada”, señaló.

Khalid y su familia llevan atrapados en Marruecos 64 días. Está preocupado por su hijo Mohamed de seis meses, pues le tenían que poner una vacuna al cumplir esa edad y no se ha podido hacer al no estar en España. Además, su madre, Jammaa, de 60 años, no se encuentra muy bien de salud.

El protagonista de esta historia se siente “totalmente abandonado” por su país, España, y también por Marruecos, y lo único que le pide a ambos es que le permitan tanto a él como a su familia poder volver a su casa en España “lo antes posible”.

Ni Fathia ni Khalid saben ya qué hacer ni a dónde acudir para que les ayuden a regresar a sus casas.