El traslado de la locomotora, último paso dado en la obra de la Estación

• Dragados, adjudicataria de estas gestiones, tiene un plazo de dos meses

• La colocación de la cubierta, parada hasta el fin de esta actuación

• La Ciudad insiste, a través de Patrimonio, en que la obra “no está parada”

Las obras de la Estación del Ferrocarril no están paradas, pero eso sí, marchan muy lentas. Es la tarjeta de presentación que ponen por delante todos aquellos que están implicados en que una reforma que nació gafada pueda poner por fin su punto y final tras años de estancamiento, de problemas con la empresa que debía acometer la reforma y de desencuentros políticos que han llevado a que un símbolo patrimonial de esta categoría tenga mucho que envidiar a su alma gemela de Tetuán, que funciona como centro de arte con todo su esplendor.

“El expediente no está parado”, insiste la directora general de Patrimonio, Teresa Troya, en declaraciones a El Faro; la misma que concibe este proyecto como un ‘hijo’ que debe salir adelante sí o sí, obstinada, junto al arquitecto municipal, Javier Arnaiz, en eliminar las trabas surgidas.

Los últimos pasos dados se centran en la recuperación y traslado de la locomotora al interior de la Estación, labor esta que, junto a la colocación de las vías del tren, salió a licitación siendo adjudicada a Dragados. En un plazo de dos meses deberá llevarse a cabo este traslado para, después, proceder a la colocación de la cubierta preparada en la península. Ahora se trabaja en ello. Los pasos se van dando pero marchan lentos y nadie ya se atreve a hablar de plazos y cumplimientos, después de un rosario de vicisitudes que hunde sus raíces en el año 2008, con la encomienda de gestión a Emvicesa y el compromiso que por aquel entonces firmó Dragados de comenzar los trabajos de reforma en agosto de aquel año.

El proyecto inicial para recuperar una joya histórica que sin embargo no está catalogada como BIC se redactó en el año 2005, pero terminó quedando obsoleto hasta la misión de reactivarlo por parte de la empresa municipal de la vivienda.

En los años 2015 y 2016 se dejó sin efecto la encomienda de gestión poniéndose en orden las hasta 25 certificaciones existentes, resolviendo además las tres reclamaciones presentadas por Dragados, emitiéndose otras cuatro certificaciones nuevas. Tras la renuncia de la empresa que llevaba la dirección de obra, el arquitecto municipal Javier Arnaiz tiene por delante la meta de cumplir con una misión que parece haberse erigido en la meta insalvable, amén de la vergüenza de una gestión incapaz de salir adelante.

“Estamos intentando hacer todo lo posible”, apunta Troya, cuando aún queda por llevar a cabo la primera de las dos fases de obra contempladas, que pudieron entrar entre las acciones beneficiadas con cargo al ahora 1,5% cultural por el que se obtiene apoyo económico del Ministerio.

Las labores de limpieza de la locomotora se suman a las debidas de preparación para trasladar esta pieza al interior de la Estación, en donde debería lucir como único elemento salvado de lo que constituyó aquella línea ferroviaria, que quedará guardada en la vieja estación central que unía Ceuta con Tetuán, intentando así emular, en su conservación, a la que luce en el país vecino. Se trata de la locomotora de vapor Número 1, que es la única conservada y que quedó en desuso en 1956.

En base a los planteamientos de reforma gestados en su día, la Estación debería haber lucido restaurada hace siete años, pero tal y como compara la propia Troya, ha parecido convertirse en una tela vieja que, a cada paso del tiempo, asoma un nuevo jirón.

La Ciudad está pendiente además de la ayuda económica que gire el Ministerio para continuar con los lentos pasos que tienen como fin coronar un fin de obra ansiado.

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La limpieza de la Número 1, la única

Dragados se ha adjudicado el contrato para la limpieza y traslado al interior de la Estación de la locomotora de vapor que se conserva de la vieja Estación que unía Ceuta con Tetuán. Es la única y se conservará en el interior de esta infraestructura antes de la colocación de la cubierta, algo que se había anunciado como paso previo pero que, evidentemente, no puede materializarse sin ejecutar ese traslado.

• El ambicioso proyecto que paró en Tetuán

La Estación quiso unir Ceuta con distintas zonas marroquíes, hasta Ciudad del Cabo

En mayo de 2015, el presidente de la Ciudad anunciaba a los vecinos de la Estación la próxima culminación del proyecto de recuperación de la que es su joya arquitectónica. Después de aquel compromiso comenzó un periodo de confrontación con Dragados, preñado de certificaciones y reclamaciones que han tenido que ser resueltas y que culminó con el abandono, por parte de Dragados, de la dirección de la obra. Desde que la Ciudad encomendara el proyecto al arquitecto municipal, Javier Arnaiz, no se ha parado en el intento de sacar adelante y recuperar un plan que se ha convertido en la auténtica obsesión del Gobierno.

Para los vecinos supone también un motivo de lucha. La barriada lleva el nombre de la Estación como recuerdo de ese ambicioso proyecto que pretendía unir Ceuta con distintas ciudades marroquíes hasta llegar a Ciudad del Cabo. Finalmente, el recorrido se redujo hasta Tetuán. Y es que la diferencia de ancho entre las vías europeas y marroquíes obligó a modificar el proyecto inicial.

La construcción de este emblemático edificio se llevó a cabo entre 1916 y 1918. Fue un proyecto del ingeniero Julio Rodríguez Roda que llevó a efecto la Compañía Española de Colonización, concesionaria de la línea del ferrocarril. “Es un edificio de estilo neoárabe que es el que se utilizaba en todas las estaciones. La más grande es la central, ubicada en Tetuán, la segunda en tamaño es la de Ceuta y también había otras más pequeñas como Castillejos o Rincón. Además había varios apeaderos y aún nos queda uno pequeño en la Almadraba”, aseveraba el cronista oficial de la Ciudad, José Luis Gómez Barceló, en un reportaje con este periódico.