El Teatro Auditorio Revellín ha acogido esta tarde en Ceuta la obra ‘Trash!’, un espectáculo que muestra las distintas posibilidades del reciclaje a través de la percusión, el movimiento y el humor.
En un escenario muy propio de cloaca, acompañados de bombonas de butano, de ruedas de neumáticos, pelotas de baloncesto, botellas de plástico y otros materiales reciclados, el elenco ha ofrecido un auténtico espectáculo de percusión mezclado con humor.
La interactividad con el público ha sido uno de los grandes aciertos. Las risas de los asistentes resonaban en toda la sala.
Ayudados de sus voces y los sonidos provenientes de la percusión han conseguido crear una historia y divertidos personajes. Por momentos, recordaban a los peculiares sonidos que emiten los famosos y divertidos ‘Minions’.
La mayoría del “diálogo” ni se entendía, ni falta que hacía. ‘Trash!’ ha demostrado que cuando el espectáculo es bueno sobran las palabras.
Los personajes se mostraban como neandertales que emitían sonidos ininteligibles y esa graciosa manera de descubrir los sonidos y sorprenderse al mismo tiempo cautivó al espectador.
Su método de comunicación con el público ha sido fascinante. El año ha empezado fuerte en el Revellín, con aplausos y risas interminables.
El público quería más, más y más, las risas de los actores les contagiaban y todo se convirtió en una conexión perfecta entre artistas y espectador.
Si el objetivo de ‘Trash!’ era ofrecer un impresionante espectáculo de percusión y arrancarle unas risas al público, lo ha conseguido con creces.
La energía brindada se ha ganado a todos los presentes y el arte creado en el escenario con herramientas como las manos, sonidos creados con la boca y materiales usados han dejado a todos boquiabiertos.
Desde el escenario reprodujeron varios sonidos que el público debía copiar con palmas, haciendo partícipes a todos del espectáculo. Y no solo con palmas, también han colaborado en la repetición de algunos sonidos creados con sílabas o la palabra ‘Trash!’.
Además, en una ocasión, requirieron de dos voluntarios del público para subir al escenario, siendo parte también el espectáculo. Su labor fue crear sonidos golpeándose la cabeza (cubierta con un casco) con una botella de plástico.
El espectáculo ha sorprendido, ha cautivado, se ha ganado la absoluta atención de los que han decidido elegir ‘Trash!’ como plan de sábado tarde y convertir la sala del Revellín en una comuna de risas.
La complicidad mostrada por los actores también ha repercutido en el éxito de la obra. Cada uno mostraba una personalidad distinta y todas por igual se han ganado el cariño del público.
Me atrevería a decir que todos los presentes repetirían la experiencia sin pensárselo.