A falta de un mes para la entrega de la auditoría sobre limpieza, los controladores analizan al detalle el número de operarios y la flota empleada en cada turno de Trace
Desde que a principios del mes pasado el Gobierno se aferrara a la puesta en marcha de una auditoría para frenar la presión social y política por las críticas al servicio de limpieza, los controladores se han puesto las pilas a la hora de comprobar, día tras día, si realmente Trace cumple con las obligaciones debidas. El control, cuyos resultados deben plasmarse en un informe que dará a conocerse en noviembre, se lleva a cabo en todos los turnos, comprobando el número de vehículos que parte así como el de trabajadores que participan. En todos, según fuentes consultadas por este periódico, se está detectando faltas. No sale el número de componentes de la flota que debe salir ni el personal. No haría falta una auditoría para comprobar este extremo, dada la ausencia de trabajadores que se mantiene a pie de calle aunque esas faltas no sean las que escasean en el grueso directivo.
Hay barriadas en las que tampoco se cumple con lo establecido. De entrada no hay rondas de limpieza a diario, como está acordado, y en casos se desvían a los trabajadores que están en otras barriadas para cubrir las que los necesitan. Un parcheo que también está registrado y que incide directamente en el nivel de limpieza que hoy por hoy hay en las calles.
Al margen del incivismo (el propio Comité de Empresa ha difundido imágenes de zonas en las que la colaboración ciudadana es inexistente), también se registra una falta de mínimos para cubrir las áreas bajo su competencia con el nivel debido.
Ya en la anterior sesión plenaria el propio Gobierno reconoció su malestar por el nivel de limpieza alcanzado; hoy el nivel es mucho peor. Las calles están sucias y parece que no haya soluciones inmediatas para atajar esta situación que redunda directamente en el ciudadano. Oficialmente se sigue manteniendo que están todas las opciones encima de la mesa, incluso ha trascendido que habría un interés por parte de Lirola de hacerse con el control absoluto de la empresa. El Gobierno no descarta tampoco que sea Tragsa, con el complemento de otras brigadas, la que termine absorbiendo esta función en el caso en que se termine las relaciones con la actual adjudicataria.