Estamos asistiendo a la guerra interna de un partido que es, cuanto menos, interna. Es raro el día que no se haga alusión en un medio de comunicación o en redes sociales al cisma que se ha producido en Vox con la salida de dos de sus miembros que, actualmente, mantienen sus actas de diputados.
Esta fue la gran noticia que dio un vuelco a la vida política de Ceuta esta semana y que nos ha dejado escenas de verdadera vergüenza que se han quedado en la historia de nuestra ciudad.
El transfuguismo, como se ha catalogado el acto de estos dos diputados, es reprobable, así lo han expresado todas las formaciones políticas durante la historia democrática de este país. Son actos poco éticos y también el mantener un escaño que se ganó aupado por un partido en el que ahora no se reconocen. Sin embargo, da igual los pactos que se hayan firmado o que se dejen de firmar, el transfuguismo está permitido por la ley, así que hay que superarlo y seguir hacia delante.
No se puede estancar la vida política de una ciudad y agitar los cimientos de la Asamblea por lo que haya ocurrido en el interior de una de las formaciones políticas que la componen.
Y puestos a seguir para adelante, tampoco se puede estar ocupando a los medios de comunicación para emitir acusaciones en una guerra de cartas que no hacen más que demostrar la poca seriedad con la que algunos se están tomando su papel en la política.
Ya vale de cartas acusatorias expuestas a la opinión pública, de justificaciones, de mensajes amenazantes o de advertencias... los trapos sucios se lavan en casa y no tiene por qué participar la sociedad ceutí de un problema que nace dentro del seno interno de un partido.
Si están a disgusto, que usen canales serios, que monten una asamblea o que se reúnan con quien se tengan que reunir, pero ya dejen en paz a los ceutíes con su guerra, porque lo único que están provocando es crispación y que la ciudadanía se decepciones, aún más, de la política.
Había una vez ( tara tarara taran )un circo que alegraba siempre el corazón....