Tráfico a pequeña escala, con alas y motor

Hace año y medio la Guardia Civil se sorprendía con el hallazgo de pequeñas cantidades de droga ocultas en aviones de aeromodelismo. El 9 de noviembre aparecía flotando en el mar el primero, con una carga superior a los dos kilos de hachís. Tan solo un mes después se encontraba el segundo avión, éste con menos cantidad: un kilo. Tras aquellos episodios nunca más volvió a explotarse esta peculiar ruta del narcotráfico en la que los culeros son sustituidos por aparatos que no piden comisión. El negocio se presenta más rentable pero, a la vista de los resultados, termina resultando mucho menos provechoso. ¿Y sus autores?, ¿tienen cierta impunidad?, ¿se garantizaban con este tipo de pases el no ser descubiertos?
Los resultados terminaron por anular sus expectativas. Las investigaciones llevadas a cabo por la Policía Judicial dieron sus frutos. Según fuentes consultadas por ‘El Faro’, al menos los dos jóvenes desempleados que pretendieron burlar desde su Sevilla natal a los investigadores se toparon con una orden de busca y captura sobre sus espaldas. Uno ya ha sido detenido, aunque al no tener antecedentes quedó -debido a la cantidad de droga encontrada- en libertad con cargos. El otro figura en la base de datos policial como buscado al tener una requisitoria en vigor por su relación con un delito contra la salud pública.
Así ha terminado esta historia, que deja en medio detalles curiosos de una investigación ya oficialmente cerrada y a la que ha tenido acceso ‘El Faro’.
Aunque en ambos casos los autores decidieron usar el mismo método para intentar los pases de droga, entre ambos no guardan relación. Solo comparten la idea y el final: a los dos les salió mal la jugada con la que, quién sabe, pretendían sacar un beneficio como para poder mantenerse sin trabajar. Y es que el margen de beneficios con cada pase no iba a ir más allá de garantizarse una vida de mileurista aunque, eso sí, desde el sofá de la casa.
La Benemérita ha podido concluir que uno de los aviones de aeromodelismo fue echado a volar desde Marruecos, siendo encontrado en García Aldave. Su preparación nada tenía que ver con el otro, el hallado en el mar con poco más de dos kilos de hachís de carga, que ha sido objeto de una investigación más detallada. Éste puso en evidencia la pretensión de un intento de pase de hachís a pequeña escala entre Ceuta y la península. El avión fue echado a volar cerca de los pantanos y terminó cayendo al mar, aunque tenía la autonomía suficiente como para haber llevado la carga hasta las costas algecireñas.
Ese viaje lo habían ideado los dos sevillanos identificados: uno ya detenido y el otro, reclamado por un juzgado de Sevilla. La investigación de Policía Judicial que se remitió al juzgado permite comprobar cómo los agentes consiguieron rastrear la ruta de ese hachís a pesar de no disponer de suficientes datos para ello. Se supo que el avión se había adquirido en unas naves de Jerez por dos individuos que se habían preocupado por empaparse de los conocimientos básicos del aeromodelismo. De hecho uno de ellos llegó a visitar Ceuta antes del pase para conocer las prácticas que llevan a cabo los integrantes de este sector, que se reúnen para echar a volar sus maquetas muchos fines de semana.
El negocio que parecía redondo les salió rana, ya que todo apunta a que el pase frustrado era la primera vez que lo llevaban a cabo. ¿Barato? El avión les había costado unos 700 euros y con la droga ‘colocada’ en la península pensaban ganar más de 2.000. Si les salía bien, confiaban en amortizar el gasto sin contar con un culero, que acostumbra a cobrar por portar las bellotas de hachís en el interior de su organismo entre 400 y 600 euros. Este ‘culero con alas’ les cobraba menos y, además, de ser ‘detenido’ garantizaba el fiel cumplimiento de la ley del silencio. O eso pensaban, ya que al final hasta cualquier burda operación termina dejando detalles en el camino y, tirando del hilo, se pudo conocer que ambos imputados habían cerrado su ruta de tráfico de hachís pretendiendo la salida de su avión desde las cercanías del complejo Miguel de Luque hasta la península para garantizar la llegada de los dos kilos de droga adquiridos en la ciudad.
Este tipo de aviones puede seguir una ruta en línea recta establecida y llegar al punto marcado. Con lo que no se cuenta es con que topen con algún obstáculo en el camino o con el fuerte viento del Estrecho que puede hacer variar su ruta o terminar con el avión en el mar. A 1,7 millas náuticas de la playa se lo encontró una patrulla del Servicio Marítimo, por lo que se sospecha que habría topado con algo perdiendo su guía. En su interior portaba dos paquetes con hachís tipo bellota que dieron al peso 2 kilos 200 gramos: 1.100 gramos cada paquete. El avión tenía una autonomía de vuelo de una hora, así que sus compradores habían sopesado la posibilidad de conseguir la introducción de la droga en ese espacio de tiempo. En un cuarto de hora podía tener lugar la llegada de la droga de uno a otro lado del Estrecho. Lo sucedido truncó sus planes y la investigación posterior ha terminado por dar con ellos. La Benemérita nunca pudo vincular ambos pases y hasta la fecha no ha vuelto a toparse con otra intervención similar.