El
Centro de Estudios y Conservación de Animales Marinos de Ceuta ha realizado este jueves la suelta de la tortuga boba ‘Nacho’, tras meses en sus instalaciones recuperándose. A la jornada han asistido una veintena de alumnos de Infantil del
colegio Mare Nostrum de la ciudad que han disfrutado por todo lo alto de una experiencia única. Los pequeños han recibido una divertida e instructiva clase antes de conocer a la tortuga, donde los voluntarios, Manolo Sánchez y Eusebio Álvarez, les han explicado el trabajo que se hace con estos animales en el Centro de Estudios y Conservación de
Animales Marinos de Ceuta.
Emocionados los niños han contemplado a ‘Nacho’, viendo cómo se le colocaba, con mimo, un geo-localizador para poder estudiar su recorrido a través de los mares. “Es muy grande y estoy muy ilusionado de verla, sabía que existían tortugas pero no tan grandes, aunque ya estuve aquí antes”, comenta el pequeño de siete años Daniel Sánchez. Algo, que comparte su compañero Mussa Mohamed, quien confiesa que “jamás había visto un animal marino como ese”. “La tortuga que soltamos este jueves es un macho reproductor por lo que es muy interesante, porque no suelen verse por aquí, donde lo que transitan son reptiles mas jóvenes que vienen a descansar. Lo que pretendemos con el GPS que se le ha instalado es saber dónde va a ir esta tortuga tras su periplo con nosotros, conocer a qué playa de puesta se dirige para copular con las hembras, ver la ruta migratoria desde Ceuta que desarrolla, y controlar si hay alguna zona de interacción pesquera que haya que vigilar por si la capturan”, explica Álvaro García de los Ríos, veterinario del CECAM. Un dispositivo, que acompañará muchos meses a la tortuga pero que luego se soltará, ofreciéndose rescate a quien lo encuentre: “Nos conformamos con que esté un año entero el GPS junto a la tortuga, para sacar información sobre el ciclo del animal (puesta, alimentación y descanso), luego el ‘pop up’ saldrá flotando y se lo encontrará alguien que leerá en el dispositivo que, si lo devuelve, obtendrá una buena recompensa con el fin de rescatar el aparato, muy costoso, y poder sacar aún más datos de él”, comenta García.
Tras seis meses en las instalaciones, toca volver al agua, aunque sus cuidadores lamentan que no lo haga como debiera por no tener el centro de voluntarios espacio para el nado: “El día a día de las tortugas que llegan a Ceuta no es el que nos gustaría porque tienen que estar en tanques muy pequeños que no se corresponden con lo que debería haber en un centro de recuperación ni de rescate, pero es lo que tenemos. Nosotros somos voluntarios y cuidamos de ellos, pero nos habría gustado que musculase más para salir a nadar tantos kilómetros pero no es posible”, lamenta. Una vez que el GPS se activó y dio la primera señal, la tortuga fue situada en la arena frente al agua. Aunque le costó arrancar, finalmente tomo camino hacia el mar donde pequeños y mayores la han despedido deseándole buen viaje para su larga travesía transoceánica.