Joaquín Torra (no “Quim”), actúa contra España agravando el problema separatista. Él y sus correligionarios están todavía más crecidos y envalentonados que antes de aplicarles el artículo 155. Se jactan públicamente de que la “represión” del 155 no ha conseguido doblegarlos. Antes, disimulaban exigiendo el “derecho a decidir”, que no existe en el Derecho Internacional, pero lo utilizaban como disfraz de solapamiento del “derecho de autodeterminación” que ahora abiertamente exigen sacando pecho, pese a que tal derecho sólo existió para descolonizar las antiguas colonias en la década 1960-70. La Constitución española lo prohíbe terminantemente. Su lema ahora es: El lema de Torra es: “Ni un paso atrás, por una república catalana y soberana”. Y va a por todas.
Insisten en que quieren a toda costa convertirse en nación que dicen que ya son, en república independiente que ya declararon y en un estado soberano. Quieren romper España y que, además, sea España la que les pague los “platos rotos” por ellos y el inmenso daño que están haciendo. La “maldita España” es para ellos el origen de todos sus males, la que les roba, expolia y reprime, presentándose ellos como los buenos de la película, las víctimas que sufren persecución y represión; los más democráticos y los más pacíficos. Pero están siempre por encima del bien y del mal. Sus símbolos “ilegales” son sagrados, pero los “constitucionales” de España, todos fuera, con quema impune de banderas y efigies del rey, pitos al himno y al monarca, multas a quienes rotulen en castellano. Si hablas en catalán, todo vale, eres de los suyos; si lo haces en español, eres “fascista” o “charnego” malnacido.
Siempre digo que todo eso lo hacen así para quitarse de encima el tremendo complejo de inferioridad que los secesionistas tienen por no haber sido nunca nada políticamente, sino un simple condado dependiente del reino de Aragón. Subordinan todo a su sacrosanta causa separatista; mienten más que Pinocho, sin pudor ni sonrojo se inventan las mayores barbaridades, ilusas ensoñaciones emotivas, sin fundamento ni rigor histórico ni jurídico. Su radical fanatismo les lleva a no ver más allá de sus narices, están ciegos; no se dan cuenta del tremendo ridículo que hacen por el mundo, donde ya se les toma a mofa. Han hecho de aquella Cataluña cosmopolita, abierta al mundo, admirada y reconocida, otra Cataluña localista, empobrecida, desacreditada y casi arruinada, si no fuera por los más de 50.000 millones que deben a la odiada España sólo del FLA.
Torras, ha desobedecido abiertamente las leyes y resoluciones de los Tribunales
Torras, su “amo” Puigdemont y sus secuaces, tienen orquestada una campaña tendenciosa y falsa contra España desde Cataluña y desde su llamada “Casa de la república” en Bruselas, por la que el fugado de la Justicia paga 4.500 euros mensuales con dinero de los españoles. Arremeten constantemente contra España y el rey difamando que la democracia española es represiva y les prohíbe ser libres; falazmente aseveran que aquí hay presos políticos. Van por los hoteles con autobuses rotulados y pancartas haciendo propaganda antiespañola a los turistas extranjeros. Y en España no hay “presos políticos”, son políticos encarcelados como presuntos delincuentes imputados por dar un golpe de Estado, atentando desde el Estado que ellos mismos allí representan contra el propio Estado al que están obligados a defenderlo; y van pregonando que la Justicia española no es independiente por haberles aplicado la Constitución y la Ley.
Se creen superiores, jactándose de que ellos sólo obedecen los mandatos de su parlamento, pero no los del español, pese a que sus leyes autonómicas el Tribunal Constitucional se las tiene todas tumbadas o suspendidas por unanimidad. Pregonan falsamente al mundo que representan al 80 % de los catalanes, pero hasta ahora todas las votaciones ilegales por ellos amañadas las han perdido, pese a ser los que ponen las urnas y cuentan los votos sin supervisión ni oposición en contra. Es cierto que tienen la mayoría “parlamentaria” debido al injusto reparto de escaños que se hacen por distritos, pero nunca han tenido la mayoría “social” de los votantes. En su último simulacro de referéndum ilegal, sin interventores, sin oposición ni campaña en contra, sólo obtuvieron el 47 %, cuando los constitucionalistas alcanzaron el 53 %.
Presumen mucho de ser demócratas, y ahora mismo tienen caprichosamente clausurado e inactivo su parlamento autonómico. Sólo han aprobado dos leyes reformadoras de otras dos anteriores para acomodarlas a su “procès”, y han cerrado el parlamento a cal y canto porque JunxCat, ERC y la CUP se han enzarzado en frontal lucha por el poder, pretendiendo que su cámara autonómica desobedeciera la resolución judicial del magistrado Llarena de inhabilitar a los encarcelados y fugados del golpe, que Torra ha recolocarlo en los cargos. Y han cerrado la cámara, “sine die”, hurtándole a los demás grupos poder debatir asuntos acuciantes de los catalanes y su derecho a que se legisle para resolver los graves problemas que llevan largos años padeciendo por culpa de unos cuantos radicales exaltados.
Luego llaman a la suya la “democracia” perfecta, subliminal, y a la española la tachan de ser fascista, pese a tener su parlamento secuestrado, sólo para el servicio exclusivo del separatismo más radical y retrógrado. El fanático Torra se ha permitido desafiar al Estado públicamente, diciendo: “Desde el rey hasta el último juez deben saber que no aceptamos ninguna sentencia por el 1-O que no sea el archivo de esta causa farsante que no debe continuar”. Y cuando un parlamento que se dice “democrático” se pone a debatir sobre la forma de desobedecer las resoluciones judiciales, y los activista se permiten hacer escraches al mismo juez Llarena y su familia, más manifestarse ante el TSJ de Cataluña para presionarle, esa pretendida democracia suya ni siquiera merece tal nombre, porque queda muy por debajo en calidad de los parlamentos tercermundistas de países sin ley y sin orden.
Pretende Torras ponerle sueldo a Puigdemont, con una pensión de 85.769 euros
Arremete e increpa Torra impunemente contra el rey declarándole la guerra con acoso y coacción para desacreditarlo, porque representa y defiende la unidad de España, chuleándolo con desprecio diciéndole que “ya no es el rey de los catalanes, que en Cataluña no tienen rey y nadie le ha invitado a ir allí, que él no asistirá a los actos organizados por la monarquía”, exigiéndole que pida perdón a Cataluña por haber defendido impecablemente la unidad de España. Ha reincidido en su desdén y falta de educación en eventos como la inauguración del Mobile World Congress, donde los llamados “comités de defensa de la república” boicotearon la presencia de Felipe VI con gritos de “fora Borbó”; también en la entrega del premio “Princesa de Girona” negándole el Auditorium. Y en los Juegos del Mediterráneo, donde Torra se negó en principio a recibirlo, aunque luego concurrió, pero para entregarle un manifiesto reivindicativo impresentable. Incluso anunció que “rompía oficialmente relaciones con la Casa Real” (vaya, de rey a rey). Una de las veces el público captó la jugada, y dedicó al rey clamorosos vítores y aplausos y un atronador abucheo a Torra que, paralelamente, homenajea a los golpistas, presumiendo de que la “represión” no ha podido con ellos.
Pero cómo se le ocurrirá a Torra incurrir en semejante traición a los suyos diciendo ahora que Cataluña no tiene rey, mostrándose en contra de su idolatrada monarquía catalana; porque hay que ver la que armaron y lo que presumieron en 2010 con aquella campaña separatista tan enternecedora que organizaron sobre la exhumación de los restos de su llorado rey “Pere II el Gran de Cataluña”, pese a que jamás fuera rey, sino un conde dependiente del reino de Aragón. Se volcaron en presentarlo como rey de los catalanes, integrante de la “Casa real catalana”, ahora transformada en “Casa de la república” en el exilio, residencia y cuartel general de Puigdemont, prófugo de la Justicia, para hacer propaganda contra España en el extranjero.
Al supuesto Pere II lo llaman así porque antecedió a Pedro III de Aragón que heredó el condado de Barcelona, pero nunca el reino de Cataluña, que jamás tuvo. ¿Cuándo mintieron, en 2010, o ahora?. Pues las dos veces. Entonces, porque Pere II nunca fue rey de Cataluña, aunque tanto lo solemnizaran hasta poniéndole escolta de los Mossos de Escuadra al cortejo con sus restos, que con tanta alharaca y solemnísimas pompas fúnebres proclamaron “orbi et orbi” (al mundo). Y mienten ahora, porque - lo quieran o no - Cataluña sí tiene rey, que es Felipe VI, rey de toda España.
Y Torra y el separatismo atentan también contra Cataluña, porque la han roto en dos, dividiendo la sociedad catalana, rompiendo familias, matrimonios, noviazgos, amistades, empresas, la paz social en los centros de trabajo, la cultura y la convivencia entre catalanes. Aquella Cataluña pacífica, industrial, próspera, emprendedora y de fama mundial, los separatistas la han esquilmado, la han abocado a la bancarrota, de no haberla salvado España; su deuda de más de 80.000 millones está clasificada como “bono basura”. Desde el referéndum ilegal han huido a Madrid y otras Autonomías 4.422 empresas hasta el 13 de agosto que escribo, figurando las más importantes. Eso hunde el tejido económico y social de Cataluña. Torra tomó posesión marcándose como objetivo conseguir que regresaran, y en su corto y funesto mandato se han marchado casi otras 2.000. ¿Tan ineptos son para no darse cuenta?.
Torra se ha subido su sueldo a 146.920,70, un 81% más que el presidente de España; ha incrementado sus asesores de 11 a 123; los altos cargos en 32, casi un 1000 %; ha creado 52 nuevas “embajadas” ilegales; ha recolocado a procesados e inhabilitados en contra de lo declarado por el Tribunal Constitucional y la Justicia. Por el contrario, ha reducido gastos esenciales en educación, en sanidad cerrando plantas enteras de hospitales y perdiendo más de 2.400 profesionales y 1.100 camas. Han aprobado un decreto de creación de empresas públicas promoviendo todo lo que redunde en favor de la república catalana, con empresas afectas al separatismo, practicando una política económica de “tierra quemada” y “cuanto peor, mejor”.
El próximo día 17, el homenaje a las víctimas del terrorismo pretenden convertirlo en enaltecimiento y exaltación del independentismo. ¡Qué vergüenza!. También tensionar las calles en un otoño caliente, con boicots, apoderándose de los espacios públicos con cruces y lazos amarillos, subiendo la presión los próximos 11-S y 27-O, ahondar en el conflicto y en la resistencia que llaman “pacífica”. En la “cumbre o comisión bilateral” lo han dado a entender: no renuncian a nada, trazando como “líneas rojas” de sus negociaciones celebrar otro referéndum aunque tuviera que ser unilateralmente, persistir en el derecho de autodeterminación, libertad de “presos políticos” y ejecutar la república.
Torras, ha desobedecido abiertamente las leyes y resoluciones de los Tribunales, nombrando tras el levantamiento del artículo 155 para cargos directivos ficticios a separatistas huidos e inhabilitados por la Justicia, haciéndolo impunemente y sin que nadie le diga hasta aquí hemos llegado. Por poner sólo algunos ejemplos: A Miquel Buch y Jordi Puigmont, ambos con sueldos superiores a 110.000 euros. A Lluis Puig instalado en Bruselas desde que huyera de España, a Ramona Barrufet con 85.000 euros; a la ex Consejera Maritxell Serret que la ha nombrado Delegada de la Generalidad en Bruselas, con 80.000 euros, etcétera.
Pretende Torras hasta ponerle sueldo al fugado Puigdemont, pensionándolo con 85.769 euros, más sueldo como jefe de la que llaman “república catalana en el exilio”, más que tenga escolta de los propios Mossos de Escuadra armados en Bruselas, despacho, coche oficial y servicios. Todo para seguir huido allí, tendido a la bartola y propalando una imagen completamente falsa de España. Y yo me pregunto: ¿Cómo se puede ser tan ingenuo, tan fanático y tan ciego para no ver la realidad ni discernir el sentido común?. ¿Qué clase de gobierno tan irresponsable y de tan poca talla sería el que rigiera Cataluña si algún día fueran independientes?. ¿Y si no llegaran a serlo, de qué viviría toda esta gente cuando algún día se les termine el cuento del separatismo?.. ¿Es que no hay nadie que legalmente les ponga en su sitio?.
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