En el
colegio Pablo Ruiz Picasso hay decisiones que no se entienden. No son entendidas ni por varios de sus docentes, ni por el Consejo Escolar, la asociación de padres, compañeros de profesión o el propio afectado: Jorge García Selva, quien durante 23 años ha sido director del centro hasta que una decisión ministerial ha decidido lo contrario. Él es uno de los que no seguirá llevando las riendas de la dirección a pesar de ser el único aspirante que postuló su candidatura. La decisión del
Ministerio choca con la que ha sido trasladada a El Faro por todos los que arropan a la figura de García.
Es el caso de los docentes Cristian González Gamero, Álvaro Jiménez Villalba, José Manuel Cámara Contreras, Rafaela Molino Expósito o Víctor Ortega Linares, quienes están “en completo desacuerdo con el cese de nuestro director y de la forma injusta en que ha sido valorado su proyecto de dirección por la comisión de selección de directores. Manifestamos nuestro apoyo por su magnífica labor y profesionalidad al frente de la dirección del centro”, explican en una carta de apoyo, que se suma al del resto de entidades escolares, en un sentir extendido a más docentes y refrendado por la cantidad de mensajes de calor difundidos en redes sociales.
El pasado mes de junio el hasta ahora director presentó su Proyecto de Dirección ante una comisión formada por tres inspectores de
educación, un maestro del colegio y una madre perteneciente al Consejo Escolar. Estos últimos valoraron el Proyecto presentado con un sobresaliente en ambos casos. Los miembros de la Administración Educativa lo valoraron con unas notas tan bajas, que la media final que obtuvo el Proyecto fue de 4,65 puntos. La sucesión ha causado indignación en los miembros de la Comunidad Educativa del colegio: Claustro, Padres y Madres, alumnado, trabajadores del Convenio Ciudad- MEFP y resto de personal de servicios. “Nadie lo entiende, pues el colegio lleva una línea de funcionamiento impecable, en el que todos y cada uno de sus integrantes cumple con sus obligaciones, y donde padres y madres expresan su apoyo y aprobación en las encuestas de satisfacción que se les pasa al final de cada curso”, indican desde el ámbito educativo a este medio.
El Proyecto presentado fue elaborado teniendo en cuenta todos los apartados contenidos en la orden ministerial publicada en el BOE y en él se figuran recogidos los distintos ámbitos que componen un centro educativo: fundamentación normativa, fundamentación legal, estilo de dirección, objetivos a corto, medio y largo plazo, adecuación al contexto general del centro, principios pedagógicos y organizativos, propuesta de actuaciones en el ámbito de los idiomas, tic’s, hábitos deportivos y saludables, medida para el tratamiento de la diversidad del alumnado, medidas para la igualdad efectiva de hombres y mujeres, medidas para favorecer la convivencia y la participación, medidas para promover las relaciones del centro con su entorno más próximo y con las instituciones, organizaciones y asociaciones, desarrollo de proyectos de formación, de innovación y de evaluación, la evaluación periódica del Proyecto y planteamientos de mejora.
Pero sorprendentemente nada de esto se ha tenido en cuenta por parte de los miembros de la Administración Educativa. En los 23 años que llevaba García Selva como director, el centro ha tenido seis inspectores que han otorgado al final de cada uno de los cursos escolares el certificado de valoración positivo, incluyendo el presente. “Al parecer, los méritos acumulados a lo largo de estos años no son aval suficiente para renovar su confianza ya que lo único que ha contado es la valoración subjetiva de un Proyecto, sin dar ningún valor al resto de los indicadores de los que consta la orden ministerial”.
La decisión del Ministerio ha creado malestar entre todos los que apoyan a la dirección mantenida en el tiempo al no haberse tenido en cuenta una trayectoria ahora rota por decisiones subjetivas, que parecen encuadradas en épocas pasadas del Ministerio.