El uso excesivo de toallitas húmedas supone un gran problema para el
medio ambiente. Son muy contaminantes y, además, atascan las tuberías y cañerías. Esta vez le ha tocado a Ceuta. Sin ir más lejos, este fin de semana, después de la fuerte tormenta, una de las tuberías de Fuente Caballo se desbordó y comenzó a soltar estas toallitas.
La grave consecuencia ha sido que toda la orilla de la
playa y la explanada, además del parque deportivo de alrededor, se han llenado de estos restos tan contaminantes para el planeta. Es un problema para vecinos, deportistas y bañistas de Fuente Caballo.
Además al fuerte olor a putrefacto que desprende la cañería se le suma la peste a basura y a podrido, es abrumador.
Por el fuerte viento con el que amanecimos ayer y que no dio tregua en todo el día, por la tarde ya había arrastrado a más de la mitad de estas toallitas al mar. Este incidente tan perjudicial para la vida en el agua coincidió con el Día Mundial de los Océanos 2020.
El desbordamiento de la cañería de Fuente Caballo, seguramente, ha sido por el exceso y el mal uso de las toallitas húmedas en la ciudad. Este desbordamiento causa problemas medioambientales y de gestión de agua y residuos que conlleva grandes costes económicos.
Las toallitas húmedas, realmente, son un serio peligro para el medio ambiente porque están diseñadas para que no se deshagan y, por lo tanto, no pasan los filtros y acaban generando unos enormes tapones en las cañerías y, consecuentemente, contaminan el mar. A diferencia del papel higiénico, estas toallitas no se descomponen y por eso no pasan los filtros.
Eso es lo que ha pasado en Fuente Caballo, pero podría haber pasado en cualquier otro punto de Ceuta.
Esas toallitas que ya han llegado a la playa y al mar, al final, se las acaban devorando animales marinos como las tortugas ya que las confunden con algas y esto les producen daños posteriores en su evolución.
La salud del océano está ligada totalmente a la nuestra. Por lo tanto debemos cuidar las profundidades y a los seres vivos que lo habitan.
El váter o cualquier otro mobiliario del cuarto de baño no es un agujero por el que creemos que todo desaparece. Las toallitas deben tirarse a la basura, antes que al inodoro.
Así se evitarán escenas como la de Fuente Caballo, ya que las toallitas tardan varios años en biodegradarse.