Aquella magna salvajada que fue la Primera Guerra Mundial, probablemente la más cruenta de todas de las que hay un mínimo de memoria, se convierte en el escenario para una también magna película del reputado director Sam Mendes, director y también guionista del proyecto.
Estilística y puesta en escena imponentes otorgan al realizador el reconocimiento de su poderío en los escenarios violentos, a la vez que una exquisitez al alcance de pocos para retratar desde una visión intimista y humana de los personajes. Todo un logro el hecho de enseñarnos en la pantalla algo tan tremendo con la naturalidad que lo hace y sin caer en estridencias. De hecho, la historia, con menos momentos de ruido y acción de los que cabe esperar, se centra en un pequeño hecho, prácticamente anecdótico, importante para los implicados, pero insignificante para el devenir de la Gran Guerra. Y la película acaba funcionando como un verdadero tiro, valga el símil bélico. La grandeza de las historias sencillas…
Rodada en plano secuencia maravilloso, con un sentido estupendo de dónde colocar el ojo del espectador en cada momento, Mendes hace completamente suyo, y por consiguiente también nuestro, el fango, los sacos de las trincheras, la angustia, la tensión de la calma chicha, la camaradería, el honor, la miseria, a lo que sabe la guerra a fin de cuentas. Y todo ello con mando en plaza, música sobresaliente de Thomas Newman con lo justo de emotividad, y descarnada fotografía, preciosa desde la huida del preciosismo ególatra.
El director de American Beauty (este trabajo le supuso ser premiado con el Oscar a Mejor Director en 1999), Camino a la perdición, Skyfall, se rodea para esta enorme propuesta de un reparto encabezado por dos actores de poco renombre y muchísimo futuro; el también británico George MacKay es quien copa la mayor atención, aderezada esta con pequeños lujos en forma de pequeñas apariciones como los de Mark Strong, Richard Madden, Benedict Cumberbatch o Colin Firth.
Podríamos decir que la mayor virtud de esta trama que se centra en una misión suicida entre las líneas de fuego para dos soldados aguerridos, de cuyo éxito depende la posible supervivencia de cientos de soldados, entre los que se encuentra el propio hermano de uno de los emisarios. ¿Misión imposible? ¿Salvar al soldado Blake? Mezcla de la idea de la primera y la ejecución de la segunda, pero con sello propio con ambientación genuina y resultado más satisfactorio. Palabras mayores.
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