Opinión

Las grietas del futuro

Nuevamente la BBC apuesta por lo bueno y breve, por la calidad, en esta miniserie de tan sólo tres capítulos de una hora aproximada y un reparto de verdadero lujo que no sólo son el mayor reclamo de la producción, sino que interpretativamente están a la altura de las expectativas. Sean Bean y Stephen Graham encabezan el elenco de esta historia carcelaria de expiación, supervivencia y personas cuyo código de valores es constantemente puesto a prueba.

Sean Bean ha sabido adaptar su imagen actoral (va teniendo una edad y se le nota), y ha transformado ese héroe de acción a base de papeles de hombre normal y corriente a calzón quitado tirando de interpretación y las tablas que sin duda posee. Bravo por él y su adaptación al medio, que no es precisamente un mal medio…

La trama ubica los focos de interés a un respetable profesor que comete un grave error sin paliativos y se ve de la noche al día ingresado en prisión, un tipo corriente entre lobos, sin experiencia en esto del cautiverio y que tiene que adaptarse o verse destruido en el intento. Por otro lado, encontraremos a un funcionario de prisiones (Graham), firme pero justo, que se encarga de la protección y organización de varios grupos de presos, es su trabajo percatarse de las necesidades y particularidades de los mismos, y su camino se cruzará con el del recién llegado desubicado.

Estamos ante un retrato muy realista del sistema penitenciario británico en particular, extrapolable perfectamente a otros muchos países de corte similar, entre los que se podría encontrar la mayoría de los de Europa y también Estados Unidos, de visionado árido por lo sombrío de la temática, pero con empaque y más que interesante, instalado en lo notable desde el potente comienzo en el que el preso llega en furgón a su destino hasta el mismísimo final.

Miniserie en toda regla, no tiene problema alguno para relatar con el metraje necesario, sin un minuto de más, dividiendo el resultado final en tan sólo tres capítulos, muy de agradecer por parte de quien pueda sentirse abrumado por la temática y de aplaudir que prevalezca el tempo y el ritmo de la obra sobre las pretensiones de estirar el producto que llegará hasta el espectador.

La ficción europea está en auge, la ficción británica siempre ha sido una firme posibilidad de buena historia, bien contada y mejor interpretación. Y en el caso que nos atañe, se trata de un proyecto académico de lujo que cumple a la perfección con todas las premisas. Muy recomendable.

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