Tiempos de locura

Una sociedad desarrollada debe estar lo suficientemente preparada como para afrontar la escalada de barbarie que nos está sacudiendo. Estar preparada significa crecer con educación, sin prejuzgar al diferente, sin criminalizar al otro por cualquier motivo.

Debemos saber que las etiquetas no sirven, debemos asumir que durante muchos años los propios medios de comunicación hemos adoptado una serie de muletillas para hablar de asuntos vinculados al terrorismo que en nada han ayudado, no podemos evitar el debate sobre la manera en la que los gobiernos han manejado todos estos asuntos, muchas veces sustentándose en un buenismo sin sentido y  otras al contrario.
Son tiempos complicados tanto para nosotros como para nuestros hijos. Tiempos en los que debemos desterrar los brotes de locura que atrapan a la sociedad y que tienen su vivo ejemplo en los comentarios que aparecen en las redes sociales. Quienes matan son asesinos. No hay que buscar más etiquetas. Los criminales carecen de empatía, de corazón y de sentido de convivencia. Solo buscan hacer sufrir al mundo, dividirlo para dominarlo, transformarlo para dirigirlo a su antojo. Ante los criminales no caben dudas, tampoco comportamientos equívocos, ni generación de odios sin más. Muy al contrario. Hace falta que seamos lo suficientemente maduros para llamar a las cosas por su nombre, para no tener miedo, para dejar a un lado los sentimientos que no se adecuan a la realidad.
Leo comentarios y reflexiones en los foros pero también en los medios de comunicación denominados serios y no me gustan. No me gustan nada porque vienen a significar que el mundo no se ha parado, no ha reflexionado ni analizado lo que tiene delante, no es capaz de asumir la situación a la que nos tenemos que enfrentar en un mundo complicado que heredarán nuestros hijos.
Y yo sufro mucho, sufro por mis pequeños y por los suyos. Sufro por un mundo en el que nuestras próximas generaciones teman amar porque hayan sido criados en el odio, en un mundo en el que haya quienes rechacen al resto sin una explicación convincente, solo porque sí. Y eso me da miedo.
Aprendamos a asumir que esto no va a parar, que nadie está a salvo, que la inseguridad global existe pero también los medios para intentar hacerla menor, para criar personas que la frenen. No estamos a la altura porque ni somos conscientes de lo que hay.