Hoy, día 27 de enero, conmemoraremos un año más la resolución adoptada por la ONU de establecer el “Día Mundial en Memoria de las Víctimas del Holocausto”. Pero la sociedad debe/debemos ser conscientes de que un acuerdo, una resolución, por desgracia, no cambia las mentes. Las mentes de quienes, generación tras generación, no sólo están impregnadas de un odio, racismo y antisemitismo enfermizos, sino que son alentadas por ciertos Gobiernos y Organizaciones que, aprovechándose maliciosamente de la normas democráticas occidentales, amparan, fomentan y alientan tales actos.
Tenemos fresca en la memoria colectiva, y quienes no lo tengan deberían hacer un ejercicio de conciencia, las atrocidades cometidas contra la población civil israelí, por la banda terrorista Hamas, el día 7 de octubre de 2023. Asistimos horrorizados a la exhibición de los peores instintos que puede mostrar el ser humano hacia otros seres humanos: violaciones, torturas, humillaciones, mutilaciones, asesinatos, incendio de hogares con sus moradores dentro, grabación y exhibición “con orgullo” de todos esos actos atroces perpetrados por TERRORISTAS sobre niños, ancianos, mujeres, hombres, mascotas incluso, todos ellos indefensos. Entre las grabaciones realizadas no podemos dejar de recordar aquella hecha “en directo” por uno de los asesinos terroristas a sus padres comunicándoles “orgulloso”: “¡ya llevo matados a 10 judíos!”, qué pena y qué horror...
Todo ello nos lleva a recordar que la fecha que conmemoramos hoy, y que corresponde a la de la liberación del Campo de exterminio de Auschwitz (27 de enero de 1945), no cerró la página más negra de la historia de Europa y de la humanidad. Únicamente la sumergió en un estado de letargo hasta que ahora, con el inequívoco patrocinio y participación de Irán junto a sus “proxis” –Hutíes, Hamas, Hezbolá y otros grupos también terroristas-, como brazos ejecutores, se ha vuelto a reabrir un periodo negro y lamentable. En este se alienta la violencia terrorista, promueve en el mundo el antisemitismo más radical, tanto en universidades como en la sociedad civil, con actos de agresiones físicas a judíos, incendio de sinagogas y actos violentos en acontecimientos deportivos y/o culturales que traen a nuestra memoria actos nazis como la triste “Noche de los cristales rotos”.
A ello debemos añadir que, ciertos políticos, valiéndose de sus cargos y haciendo una interpretación torticera de la libertad de expresión, vociferan y dan rienda suelta, en medios periodísticos, a insultos racistas y discursos de odio sobre los que profesamos la religión judía, incluidos aquellos que sufrieron la incomprensión y discriminación durante siglos en su propia sociedad y que creíamos ya superada.
Pero no sólo hay desaprensivos que divulgan sus “panfletos de odio”, sino que comprobamos cómo la Fiscalía guarda el más riguroso silencio ante ello y los gobernantes se hacen cómplices con el “silencio más ruidoso” que pudiera existir.
Ahora volvemos a decir “Nunca Más” pero, desgraciadamente, comprobamos una y otra vez que tendremos que seguir mencionándolo una y otra vez, para que la sociedad empática a la que debemos aspirar ser, reaccione ante tales atrocidades, impropias de una sociedad civilizada del siglo XXI.
Por:
Mercedes Elbaz Eljarrat
Antropóloga
Abraham Barchilón Gabizón
Abogado
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Los autores de este artículo ¿como definirian a Netanyahu?