El tiempo se para en Casa Juanito Arroyo

El tiempo parece haberse detenido cuando paseamos por la calle Doctor Marañón hacia la popular barriada O’Donnell, también conocida como el Hospital Militar.

Es como muchos de los vecinos responden cuando se les pregunta dónde viven. En ese paseo pervive un negocio inalterable, incluso en su fachada, se trata de Viuda e Hijos de Juan Arroyo ‘Casa Juanito Arroyo’. Así es como se referían al establecimiento y al padre de la persona que lo regentaba. Juan es el nombre de las tres generaciones de esta bodega inalterable.

Durante décadas fue lugar de encuentro de aficionados al fútbol y lugar de charla apasionada después de cada jornada dominical. Juanito Arroyo era fanático del Atlético de Bilbao y cada semana aguantaba estoicamente los ataques desmesurados de una clientela presta a pasárselo bien. Juanito Arroyo tiraba también con pólvora a los clientes mientras servía un chato de vino y una tapa de queso de bola, avellanas o embutidos.

“Poco o nada queda de Ceuta inalterable, pero el hijo y nieto de Juanito Arroyo, el otro Juan de la familia, ha sabido parar el tiempo y continuar con un negocio en el que no se ha cambiado nada, ni el vino que se sirve, ni las tapas, ni el buen hacer del que lo regenta, tampoco el interior de la bodega. Un negocio que es historia de Ceuta, de lo poco antiguo que queda. Igual se merece un reconocimiento, aunque quede un poco alejado del centro”

Allí los vecinos de la barriada, el Morro y Hadú celebraron la subida del equipo de la barriada O’Donnell a tercera división. Media Ceuta apoyando a su club y a D. Rafael Bayona, un presidente muy especial. Se trataba de un hombre ciego que vendía lotería de la Cruz Roja, un caballa muy querido, especialmente por los vecinos del barrio. Bayona iba al Murube con su pequeño transistor y disfrutaba del fútbol con pasión, de esto puedo dar fe.

A Casa Arroyo se iba hablar de fútbol, solo de fútbol, y cosas mundanales y del barrio, porque a su padre y nieto del actual regente lo condenaron a muerte en tiempos del general golpista y pudo salvar el pellejo, porque se le conmutó la pena, aunque perdió sus negocios.

Sin embargo, eso no evitaba que en más de una ocasión los clientes lanzaran algún que otro exabrupto contra el general corrupto, detalle que era siempre advertido y censurado en lo posible por Juanito Arroyo.

“Durante décadas fue lugar de encuentro de aficionados al fútbol  y lugar de charla apasionada después de cada jornada dominical”

Casa Arroyo durante muchos años fue una bodega y tienda de comestibles separada por una puerta que permanecía abierta, pero servía para recordar a los usuarios que había que respetar ese espacio, porque la clientela eran las mamás de la época. Nunca hubo que advertir de esa salvedad, porque el respeto a las mujeres estaba garantizado por la educación de la época.

En la foto que acompaña el relato se encuentran Juanito Arroyo, Rafael López Madueño y José Amado. Una imagen sacada por Luis Villa Vallejo en el año 1968, que nos muestra una botella de refresco Kiss y otra de cerveza África Star -ambas marcas producidas durante años en Ceuta- mientras llenaba una botella de vino a granel, aunque eso no ha cambiado, porque se sigue sirviendo el mismo vino desde 1949.

“Allí se iba hablar solo de fútbol y cosas mundanales y del barrio, porque a su padre y nieto del actual regente lo condenaron a muerte en tiempos del general golpista y pudo salvar el pellejo"

Las otras dos imágenes fueron tomadas por Diego Sastre -protector y guardador de nuestra historia- retratando al inolvidable D. Rafael Bayona -en hombros-, la otra son vecinos de la barriada recibiendo al equipo el día del ascenso del O’Donnell. Esos vecinos eran la clientela de una bodega y punto de encuentro de toda la barriada, además del Morro y Hadú.

Poco o nada queda de esa Ceuta inalterable, pero el hijo y nieto de Juanito Arroyo, el otro Juan de la familia, ha sabido parar el tiempo y continuar con un negocio en el que no se ha cambiado nada, ni el vino que se sirve, ni las tapas, ni el buen hacer del que lo regenta, tampoco el interior de la bodega. Un negocio que es historia de Ceuta, de lo poco antiguo que queda.

Igual se merece un reconocimiento, aunque quede un poco alejado del centro.