Categorías: Opinión

Tiempo de responsabilidad

Los finales y los principios se suceden hasta confundirse en el ciclo que es la vida. Los calores y las desidias del verano dejan paso a un exigente calendario de responsabilidades. No obstante, me llaman de FEAFES Madrid para que coordine la redacción del Manifiesto que se leerá en el Día Mundial de la Salud Mental. El desenfado que voy cogiendo con la práctica me da mucha seguridad, y el texto ya ha sido aprobado oficialmente. He refundido varias aportaciones de miembros del Comité y me dice Laura, la coordinadora, que tiene gancho (nada mejor).
Aún recuerdo el día en que decidí aventurarme a la comprensión de la escritura. Domeñar la hoja en blanco me ha levado a lugares remotos, pero también al pequeño taller de narrativa en el modesto local de Acefep. Hemos empezado esta misma semana, y Said y Yamila ya tenían ganas (a veces nos acompaña Juan Ramón, un talentoso poeta).
Ha sido ponerles un supuesto, “El universo y yo”, y lanzarse sobre las hojas como aves rapaces. Said tiene como misión mayor escribir un libro, si bien reconoce que necesita un guía que optimice su talento. Así, yo le propongo, que esta temporada, los ejercicios redunden en una narración mayor. Cosa me exigirá la pericia de un director, pero bueno.
Por su parte, Yamila tiene muy buen regate en corto, y sus ideas se entremezclan con toques de sabiduría oriental, principalmente budista (siempre anda buscando la manera de retomar el camino de las enseñanzas de Buda).
En otro orden de cosas, empiezo las clases de tenis de mesa. He de afianzar los jugadores iniciados, y hacer captaciones para formar grupos de iniciación. He detectado aquí que me sobran un par de horas, por lo que pienso en hablar con la dirección de algún colegio, a ver si les interesa la oportunidad de introducir este deporte.
También, he de procurar que el equipo grande de Gabitec Tenis de Mesa tenga todo previsto en las jornadas de casa, y estar atento a las directrices de la Federación Española.
En cuanto a este espacio literario-solidario, que he venido llamando “ La esquizofrenia de Basi”, se abre ahora a la aportación de mis compañeros de Acefep. Así, yo me iré a la retaguardia para preparar la argumentación de mi relato, al tiempo que Said y Yamila se desperezan en el mundo de la creación.
Bienvenidos al taller de narrativa de Acefep, donde nadie conoce los límites de unas palabras que buscan su esplendor.
PD. Por supuesto, primero fue el trabajo.

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