Dos son los elementos que a priori me llaman a gritos para sentarme a ver esta película. Por un lado, en más de una ocasión he confesado mi fascinación por los escenarios gélidos, tan agradecidos en su fotogenia, y por otro lado tenemos como protagonista de esta película al gran Javier Gutiérrez, que sin dar del todo la talla (expresión tirada con bala, nunca mejor dicho) de héroe policial, salva con talento puro para esto de la escena cualquier obstáculo que se le ponga por delante. No olvidemos tampoco que como reclamo para el espectador no está nada mal el dato de que el rotundo éxito de Bajocero lo ha llevado de forma absolutamente inesperada al número 1 de la mano de Netflix en más de 40 países, entre ellos Estados Unidos, Francia, Italia, Alemania, Brasil, Argentina, Colombia o México. No parece mal currículum.
La trepidante producción es un clarísimo ejemplo del nuevo modelo audiovisual que se está imponiendo con producción directa ideada para uso doméstico sin pasar por las salas comerciales. Consumo adictivo, trama que te engancha y no te permite dejarlo y poner otra cosa (no haber pagado una entrada y haberte desplazado hasta el cine te hace tener menos paciencia con lo que te sientas a ver), acción, tensión, intriga, giros argumentales…
Pero el caso es que, siendo otra cosa ligeramente distinta aquello que ahora llamamos “el nuevo cine en casa”, y pasando por alto ligeros excesos demenciales de guion, la producción, estupendamente ambientada e interpretada, cumple con lo que promete en su cartel, y se muestra tan interesante como parece.
Javier Gutiérrez interpreta a un agente de policía que va junto a varios presos peligrosos en un furgón blindado en una misión de traslado de prisión. Los momentos de tensa calma, por otro lado, lo mejor de la cinta, en los que sabes que algo va a ocurrir entre la aparente normalidad, darán paso luego al asalto de alguien misterioso que busca algo que hay dentro del furgón, y hará que el protagonista se atrinchere dentro junto a poco deseables aliados de supervivencia y rodeado de una climatología gélida y hostil. Hasta ahí contaremos…
Además del Gutierrez como protagonista, un lujo, tenemos en el sólido reparto con personajes más que interesantes las grandes actuaciones de Karra Elejalde (nos ponemos en pie) y de un magnético Luís Callejo, quien por momentos se come la cámara y las escenas en las que le toca aparecer con su interesantísimo personaje.
La cinta es un trabajo/bombazo del realizador barcelonés Lluís Quílez es un tenso thriller, muy efectivo y que no busca ni necesita ser nada más. Y cumple con creces, aunque nos hace reflexionar sobre si se instalará definitivamente la conformista política de ofrecer exactamente por lo que el espectador ha pagado, sin una sola concesión más allá de eso.cuanto menores expectativas le otorguemos, mayor satisfacción nos aportará.