Esa breve frase la tenemos fija en la mente todo el mundo, aunque es muy variable lo que se pretenda hacer y la forma de hacerlo. No hay dos personas iguales aunque se den afinidades y ello motiva que se formen grupos con ideas más o menos similares que, en su momento, obran de forma más o menos parecida. Por supuesto hay los que piensan de otra forma y que también se agrupan para llevar adelante lo que han pensado que tienen que hacer. El paso posterior e inmediato es que unos pretenden que los demás piensen y actúen como uno mismo desea y ya aparece el enfrentamiento verbal y a veces el violento. ¿Por qué –se pregunta uno a sí mismo– hay que llegar a la violencia, aunque sólo sea de palabras ofensivas? Quizás sea porque se endurece el corazón y se deja de querer a la gente.
En épocas difíciles es más necesario lograr que todos pensemos lo mismo para solucionar esas dificultades, pero algo hay en la mente humana que no acierta a dar los pasos necesarios para lograr esa unión, sin la que se hace muy dudoso que pueda solucionarse lo que nos aflige. He leído que necesitaríamos lo que el Reino Unido tuvo con la Dama de Hierro, recientemente fallecida, aunque con las reservas correspondientes, pues los españoles tenemos nuestra forma de ser y los británicos la suya. ¿Qué tendría que ser lo que nos hiciera –a los españoles– entrar en razón y trabajar todos juntos hacia los objetivos básicos y fundamentales que debemos conseguir?
No es nada fácil saberlo pues tenemos encima el ejemplo que estamos dando. No hay forma de que se haga un frente común para atacar seriamente las causas que nos tienen en tan mal estado. Seguimos con aquello de que “tú más que yo” o “vosotros más que nosotros” cuando se pone de manifiesto algún error cometido ahora o años atrás. Somos belicosos en las acusaciones y si eso no fuera suficiente para hacernos andar de cabeza siempre hay quien aprovecha la ocasión para reivindicar idiomas y otras libertades de mayor envergadura y, sobre todo, de conflictividad; de enemistarnos más que de aproximarnos.
Y uno y otro, todos, mujeres y hombres, seguimos pensando, personalmente, que tengo que hacer algo, mucho sin duda, para que el día que amanece sea mejor que el pasado; sobre todo teniendo en cuenta que algo se hizo mal y que incluso sabe qué es lo mal hecho y hasta las causas por las que se hizo mal. Hay que cambiar totalmente y ser sinceros consigo mismo. Que no nos engañemos con argumentos facilones , pues la cosa no es de broma y hasta parece que puede llegar a endurecerse si no se toman medidas. Es desolador contemplar cómo se lucha por objetivos personales o de partido, en lugar de hacerlo por el bienestar común. ¿Que hay errores? Pues aunque los haya, es necesario ayudarse, unos a otros, para que España vaya a mejor. Tengo que hacer, más y mejor cada día, debe estar en la mente y el esfuerzo de cada persona para que no haya gente que lo pasa muy mal y que un día te pide una cosa y otro día otra para que en su casa se pueda encender el fuego en la cocina y para tener algo que cocinar. Esto son realidades y eso es lo que tenemos que hacer, entre todos, que nadie pase hambre....
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