El de 2022 es el año más cálido en la historia de España si se cogen como referencia las series estadísticas que realiza la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet). Ceuta está acusando el calor y hay un dato que revela ese fenómeno climático que es que la ciudad autónoma ha marcado en septiembre la máxima temperatura histórica en este mes, con los 35 grados que se registraron en dos jornadas diferentes a lo largo del inicio del mes.
Pero no se queda ahí la cosa, sino que el balance de la Aemet destaca que en Ceuta, al igual que en Murcia y Baleares, la temperatura media del mes resultó la más alta de septiembre desde que se empezaron a realizar estas series estadísticas. Llama la atención que este septiembre se produjo en Ceuta uno de los incendios forestales más graves de su historia.
El más caluroso desde que se contabilizan los datos estadísticos de la Aemet
En general ha sido un verano muy cálido en Ceuta con una temperatura media mínima de 21,3 grados, una sensación térmica extrema que no se producía desde el año 2015.
De este modo, los informes de vigilancia climática periódicos que realiza la Agencia Estatal de Meterología señalan que en las dos ciudades autónomas el verano ha sido “muy cálido”. En Ceuta, por ejemplo, la temperatura media del mes de agosto fue de 25,8 grados, lo que señala una anomalía de 1,8 grados respecto a la media de años anteriores. Todo ello en un verano muy seco en el que apenas se han producido precipitaciones.
Lluvias esta semana
A partir de hoy ya se espera que vuelvan las precipitaciones a Ceuta, con una probabilidad de lluvia del 45% durante las primeras horas del día. No obstante, las temperaturas seguirán siendo bastante suaves, con una mínima de 19 grados y una máxima de 23. Es decir, humedad pero tiempo casi veraniego.
Esta será la tónica de la próxima semana según la previsión de la Aemet, que da posibilidad de lluvia desde el martes 11 hasta el sábado 15 pero con temperaturas que pueden llegar a alcanzar los 25 grados en algunos días.
Eso sí, todo dependerá de las rachas de viento que si son fuertes pueden hacer que la sensación térmica sea más baja y, por tanto, sea más consecuente la llegada estacional de un otoño que se está ‘retrasando’ otro año más.