Tarajal, la calma tras la tempestad

• El paso fronterizo parecía ayer un desierto, tras el monumental atasco del pasado jueves

• Comerciantes y vecinos tienen claro qué causa los colapsos y las terribles consecuencias

En la tarde noche del jueves la frontera del Tarajal se tornó en caos. Decenas de vehículos se vieron colapsados en una frontera totalmente cerrada. Ninguno podía cruzar a Marruecos ni entrar en Ceuta. Horas de espera a las que se suman a diario las avalanchas de porteadores en una frontera insostenible. Las decisiones arbitrarias o no de permitir un paso fluido de un lado a otro perjudican siempre a los mismos. Comerciantes y trabajadores que tienen sus negocios en la frontera y que ven con impotencia la inacción de las autoridades.

Juan García es uno de los comerciantes de las naves del Tarajal que se atreve a contar a El Faro y Faro TV el día a día en la frontera, otros prefieren mantenerse en el anonimato porque temen represalias.

“Esto es la odisea de todos los días. Hoy nos toca, mañana no, pasado sí... es lo que nos va a pasar a todos. Nos va a tocar siempre mientras las autoridades no pongan remedio, esto está más claro que el agua”, apunta.

En la frontera, la mayoría tiene claro por qué se producen los atascos. Marruecos decide cuándo y cuántos coches y peatones pasan.

“Pero nuestras autoridades también tienen que poner remedio. Lo que no se puede tener aquí es una ratonera para los que viven, los que vienen a trabajar, los transportistas. Si no se organiza, entonces estaremos mal, como ayer (por el jueves) ¿Dónde estaba la Policía, dónde estaba la Guardia Civil, dónde está la otra policía? No hay nadie. Eso hay que preveerlo porque desde las 14.00 horas ya se veía que se iba a formar la tangana, el zapatiesto que se formó”, afirma García.

Otros comerciantes de la zona del Tarajal tienen muy claro qué motivó el caos en la frontera. “El jueves directamente cerraron las puertas de la frontera” y es que, a pesar de las gestiones que dicen tener nuestras autoridades con el país vecino las medidas y decisiones no pasan de la puerta del despacho. “Dicen que se llevan bien, pero no es verdad. Es una tensión diaria. Hoy te perjudico y mañana tú me perjudicas a mí”, asegura otro comerciante del Tarajal. “Es la tensión que siempre ha existido”, recalca.

Una solución para despejar la carretera nacional, proponen los comerciantes y vecinos de la zona que hablaron ayer con este diario, es habilitar espacios para que los porteadores en vehículos que no puedan cruzar la frontera esperen allí en vez de colapsar el tráfico. “Los espacios están, pero no hay voluntad política de hacerlo. Hay explanadas que se podrían utilizar, pero no les interesa habilitarlas y así tendremos atascos todos los días”.

Las consecuencias

Una de las múltiples consecuencias de los atascos en la frontera es que los trabajadores del polígono del Tarajal y los vecinos de los barrios aledaños deben buscar rutas alternativas para volver a sus hogares. Muchos de ellos optan por bordear la barriada del Príncipe para evitar el nudo que se forma en la “carretera de abajo”. Y a veces siquiera salir del polígono es una misión imposible. Las colas de porteadores, a pie y en vehículo, llegan a colapsar incluso las calles del propio polígono, que impide a los clientes habituales entrar en los comercios de las naves. Uno de los comerciantes asegura que sus ventas han bajado más de un 90% por ‘culpa’ de los porteadores. También critican que algunos de los que hacen negocio en las naves “no son de Ceuta”.

El pesimismo se ha ‘instalado’ en los polígonos del Tarajal, pues no hay visos de mejora. “Los clientes marroquíes que vienen de Rabat, Tánger o Tetuán ya saben que tienen que venir en fin de semana porque cualquier otro día pueden pasarse horas para cruzar la frontera, ¿quién va a venir en estas condiciones? El que viene no puede entrar y si entra no puede salir, como todos”, se pregunta. Y este problema, afirman, irá a más irremediablemente por necesidad. “No solamente portean los marroquíes, sino también ceutíes para buscarse la vida”, advierte García.