Nos jugamos mucho en Cataluña, probablemente todo, pero mientras toda atención se centra en la intentona de golpe de Estado, han ocurrido otras cosas que van a afectar a nuestra forma de vida de manera considerable e irremediable.
Poco interés ha desatado la aprobación de la resolución de la UE por la que se considera que “la negación de los servicios de salud y de derechos sexuales y reproductivos, incluido el aborto seguro y legal, es una forma de violencia contra las mujeres y las niñas”, y además, que lo haya hecho con 489 votos favorables, 114 en contra y 69 abstenciones.
Es decir, la abrumadora mayoría de los ociosos y costosisimos diputados europeos consideran que realizar concienciación sobre el asesinato de los más débiles, entre los que están las niñas, sería delito - para los abortistas asesinar a niñas en el vientre de su madre no es violencia -. O lo que es lo mismo, han aprobado una torticera condena de las leyes contra el aborto y una ilegítima equiparación de la ausencia de acceso legal al aborto con la violencia contra las mujeres.
El hecho más desconcertante – incluso aún más que el propio texto de la resolución – es que hacen referencia a la Convención de Estambul, sin embargo allí no se hizo alusión alguna al aborto más que para constatar que el Consejo de Europa se opone “a la ejecución de un aborto sobre una mujer sin su consentimiento informado”.
No le quepa la menor duda de que esa resolución se traducirá en legislación en cada país de la UE, donde todavía prevalecen los valores del cristianismo y, por tanto, la violencia sobre cualquier persona está penalizada, mucho más si es sobre mujeres y niñas. Donde desde ahora se puede convertir en una ofensa criminal cualquier expresión favorable a reducir el aborto. Defender la vida del no nacido ya no constituirá una forma legítima de estar en Europa, sino un verdadero crimen contra la mujer.
Imaginen un mundo en el que oponerse al aborto, por cualquier motivo, no fuese una cuestión de opinión que otros pueden detestar o aplaudir, sino en el que constituyese una ofensa criminal. Pues esto es lo que han aprobado en el nuevo templo de la corrección política.
Lo mosqueante del asunto es que el mismo PP que el pasado julio negaba en las cortes españolas que los vientres de alquiler o la prostitución fuesen considerados violencia contra la mujer, ahora con 12 de sus 17 eurodiputados apoya esta resolución de la UE.
¿De verdad espera el PP recabar el voto cristiano? por mucho que el grupo popular europeo se autodenomine “demócrata - cristiano” estos tienen muy poco de lo segundo. A no ser que consideren que lo de cristiano viene por la ingente cantidad de Primeras Comuniones con convites a 6.000 euros, y no por los que siguen una doctrina cristiana.
Quizá han medido bien, y haya más de lo primero que de lo segundo; o como afirma la avezada jugadora del Candy Crush e incombustible política, Celia Villalobos, los que nos oponemos al aborto no tenemos cabida en el PP.
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