El portavoz del Gobierno de Ceuta, Alberto Gaitán, se ha quedado un tanto estupefacto este viernes por la existencia de una supuesta polémica alrededor del proyecto de construcción de un tanatorio en el cementerio musulmán que la Ciudad prevé acometer en 2023 con un presupuesto de algo más de 600.000 euros para “mejorar” las instalaciones existentes y como un servicio adicional “de gestión pública” y uso “voluntario”.
“En Sidi Embarek existen actualmente unas instalaciones manifiestamente mejorables y lo que pretendemos hacer es eso, que sean más adecuadas y mucho mejores... Se trata, como con el resto de confesiones religiosas, de que los servicios funerarios de cada una tengan las mejores condiciones posibles”, ha resumido el también consejero de Sanidad.
La que se levantará en la parte baja del camposanto musulmán “será una infraestructura de carácter público gestionada desde la Ciudad”, ha querido “dejar claro” el miembro del Ejecutivo local, que también ha recalcado que la inversión “vendrá a poner a disposición de aquellas personas que quieran usarlo, con carácter voluntario, un recurso que va en la línea de mejora de las instalaciones”.
El inmueble, cuyo plazo de ejecución se calcula en 18 meses, servirá “para gestionar los servicios de atención a la muerte reposa y responder a la necesidad de la comunidad musulmana y a la diversidad religiosa en nuestra ciudad desde una perspectiva del máximo respeto hacia las especificidades mortuorias de las distintas confesiones religiosas en el marco de la legalidad vigente” y sin obligar a terminar con ninguna tradición, sino como una posibilidad añadida para velar a las personas fallecidas en el caso de que no puedan o quieran hacerlo en sus domicilios.
El edificio se configurará como otra entrada al camposanto islámico, ya que en su planta baja se dejará un pasaje que constituirá a la vez el acceso tanto al camposanto como al tanatorio. Desde ese espacio se podrá pasar de forma independiente a una zona de mezquita, a la de preparación y oficinas y al resto de las salas y dependencias del edificio.
En la planta baja, al margen del pasaje de entrada, se hará hueco a la zona de administración y recepción en el vestíbulo de entrada, que contará con un punto de información al público. También dos salas de trabajo en las que se realizará la preparación del cuerpo según las costumbres de la religión musulmana (con una entrada independiente del resto para preservar la intimidad del fallecido).
Dentro de esta planta se podrá encontrar una zona de rezo, una pequeña mezquita junto a la sala de abluciones y adicionalmente se habilitará una primera sala de velatorio que incluirá un túmulo para ubicación de cadáveres con cámara de refrigeración. Desde la zona de entrada principal del edificio partirá una escalera y un ascensor como elementos de comunicación vertical internos. En la planta primera se ubicarán las zonas comunes, una sala de espera y los servicios y aseos, así como un total de tres salas de velatorio y un área de cocina para atender a las demandas de catering que pudieran darse y un cuarto de limpieza.
En la planta castillete se dará cabida la escalera y el ascensor que tendrán parada en esa parte superior, ya que la terraza podrá ser utilizada en velatorios concurridos y podrá servir de espacio de desahogo y ampliación al aire libre del edificio.
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