Categorías: Política

Supervivientes de las trabas del camino

Subsaharianos que han resistido esta semana la presión policial por las elecciones relatan sus historias a ‘El Faro’

En un largo camino hay muchas trabas que algunos superan y otros no. Es el caso de los subsaharianos que cruzan medio continente africano para traspasar la delgada línea física que separa el tercer mundo del primero y optar por una vida mejor. Muchos de ellos consiguen llegar a España y emprender una nueva vida, otros, sin embargo, no pueden contar su experiencia porque sus vidas se las traga el mar. Además, los que llegan a su destino final no han recorrido un camino de rosas sino que pasan por muchísimas dificultades y penurias, y en ocasiones tienen que volver al principio y comenzar de nuevo el viaje hacia su sueño.
Estas trabas duelen más cuando ocurren casi al final del largo camino, cuando ven que el esfuerzo realizado no ha servido para nada. Es lo que le ha ocurrido esta semana a muchos de los subsaharianos que esperaban en el norte de Marruecos el momento de cruzar a España y fueron detenidos por las fuerzas marroquíes y enviados a Argelia en un deseo de las autoridades alauitas de despejar la zona de inmigrantes de cara a las elecciones que se celebraron el pasado viernes.
En una de esas operaciones, las fuerzas marroquíes detuvieron a decenas de subsaharianos para expulsarlos a Argelia, intervención en la que utilizaron camiones para trasladar a los inmigrantes.
Otra actuación de las fuerzas marroquíes fue la que tuvo lugar en una vivienda de Tetuán, donde sus propietarios cobraban dos euros a los subsaharianos por pasar la noche. A diario eran más de 20 subsaharianos los que dormían hacinados en la casa.
El joven camerunés de 20 años Ndong es uno de los pocos que ha escapado de estas intervenciones masivas y aún permanece en Tetuán. Compartiendo un desayuno con este diario relató la operación en la que sus tres amigos inseparables fueron detenidos mientras él consiguió escapar: “Estábamos los cuatro juntos cuando de repente aparecieron muchos policías. Pudieron coger a mis tres amigos, pero yo pude escapar. Ahora los llevarán a la frontera con Argelia”, explicó.
La vida de estos subsaharianos que permanecen en el norte de Marruecos para cruzar a Ceuta es muy dura, máxime cuando la presión policial es tan grande como la actual. Sólo unos pocos consiguen resistir a esta presión. La mayoría son detenidos, llevados a comisaría y finalmente a Uxda –frontera con Argelia–, desde donde emprenden de nuevo su viaje a España o se dan por vencidos y vuelven a casa. Algo que pocos hacen.

 

Ndong dice que lo intentó y que lo seguirá intentando

Aunque ya lo ha intentado y le impidieron cruzar a Ceuta cuando ya estaba a punto de echarse al mar con unos amigos y una balsa de plástico, el camerunés Ndong, electricista de profesión, tiene claro que lo que quiere es llegar a España. En una conversación con este medio, contó que su hermano consiguió cruzar a la península y que ahora se encuentra en Barcelona. Lograr el mismo objetivo es su sueño.

 

Viven de la caridad

Viven de la caridad de los tetuaníes, por eso se concentran en el zoco o la Medina, a la espera de que los ciudadanos le entreguen dinero o comida. “Los sábados hay más. Se ponen en el zoco porque hay mucha gente, tanto tetuaníes como ceutíes que vienen a comprar. Siempre le caen alguna limosna. Pero últimamente no están, la policía se los lleva”, comentó un ciudadano a este medio. También suelen situarse a la salida de las mezquitas al finalizar el rezo del viernes, cuando aflora la generosidad de los tetuaníes, quienes también les entregan ropa y calzado. También hay quien utiliza parte del dinero que les dan para ir al rastro y comprarse alguna prenda usada barata, un lugar donde por unos 20 dirhams puede salir vestido, según relataron algunos subsaharianos a este medio. Algunos también cuidan los coches mientras sus dueños compran, ganándose así algún dinerillo. Para ducharse utilizan las duchas públicas por unos 10 dirhams.

 

El cementerio, un lugar tranquilo para pernoctar

El cementerio musulmán es uno de los lugares elegidos por los subsaharianos para dormir. Allí encuentran la tranquilidad que no tienen en ningún otro lugar. En verano, los tejados de los mausoleos son el lugar perfecto para estar fresco; en invierno, la parte trasera de los mismos, donde pueden refugiarse del frío e incluso hacer hogueras, tal y como lo demuestra en la foto la marca de la pared. Los inmigrantes no dudan en buscar el lugar perfecto para pasar la noche y aprovechan cualquier hueco, como el del mausoleo de la imagen de abajo, donde incluso dejan sus pertenencias. “Esta es una habitación reservada. Siempre vienen los mismos”, comentó uno de los vigilantes del cementerio a este medio. Otros duermen en casas abandonadas.

 

Debido a la presión policial por las elecciones, evitan lugares concurridos

Los últimos días ha habido una gran presencia de la policía marroquí al norte del reino alauí, donde han realizado actuaciones para detener a los subsaharianos que esperaban en esta zona del reino alauí para cruzar a Ceuta y continuar su camino hacia la Península. Algunos subsaharianos han contado a este medio que durante estos días se dejan ver menos por los lugares de gran afluencia de personas ante el miedo de ser detenidos por la policía marroquí. Así, muchos están ocultos en el monte o en lugares apartados para huir así de las fuerzas del orden. En estas zonas esperarán a que baje la presión policial para volver a hacer su vida con normalidad junto a los tetuaníes, mientras planean su pase a España.

 

Los traslados de subsaharianos se llevaron a cabo en camiones

Los traslados de los subsaharianos detenidos se llevaron a cabo en camiones militares, según testigos presenciales. Algunos grupos de subsaharianos pudieron escapar de los controles y continúan escondidos para evitar su entrega masiva a Argelia, entre ellos el joven Ndong. Muchos de los subsaharianos que son llevados a la frontera con Argelia intentan de nuevo su pase a España. Algunos han realizado el camino en varias ocasiones. Además de Castillejos y Tetuán, Tánger es otra de las ciudades del norte de Marruecos en la que hay una importante población subsahariana. Algunos de ellos reciben la ayuda de oenegés, donde incluso realizan cursos de formación e intentan insertarse en el mercado laboral.

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