Opinión

Que suene más alto el 12 de octubre

  • “Esta semana los españoles hemos tenido que soportar la vergüenza y sinrazón de ver y oír a unos ignorantes graznar a las puertas de comandancias y cuarteles”

No es la primera vez, ni será la última, que la ira de los intolerantes pone en el punto de mira a los guardias civiles y a sus familias. No es la primera vez, ni será la última, que nuestros hijos tendrán que soportar los insultos y la discriminación de fanáticos que tratan de sustraer a nuestras familias hasta su identidad. No es la primera vez, ni será la última, que personajes, organizaciones defensoras de derechos humanos o derechos del menor guarden silencio cuando ven pisoteados derechos fundamentales de los guardias civiles y sus familias por el simple hecho de ser hijo, cónyuge o guardia civil de profesión.

Esta semana los españoles hemos tenido que soportar la vergüenza y sinrazón de ver y oír a unos ignorantes graznar a las puertas de las Comandancias y cuarteles de la Guardia Civil proclamas como: “Que se vayan de aquí”. Los más atrevidos, pero no menos ineptos y estúpidos, manifestaban que los guardias civiles se tenían que ir “porque son extranjeros, no son de aquí”. Pero llamar ignorantes y energúmenos a estas personas no es un insulto, ni una forma de tratar de defender a los compañeros de una Institución a la que pertenezco, es simplemente, una realidad que voy argumentar.

Muchas de las familias que viven en esos cuarteles por no decir casi todas son guardias civiles nacidos en Cataluña, con hijos nacidos en Cataluña, abuelos catalanes o con parejas catalanas. No quiero decir que nacer en Cataluña nos dé más derecho a vivir en esa Comunidad que a otro ciudadano nacido en cualquier punto del país, pero cuando “todo” el argumento de estos ignorantes es considerar a los guardias civiles y a sus familias  extranjeros me parece una evidencia más que suficiente para calificarlos como ignorantes.

Lo más indignante para los ciudadanos decentes ha sido contemplar cómo estos totalitarios graznaban y se manifestaban a las puertas del Cuartel de la Guardia Civil de Vich; el mismo lugar en el que el 29 de mayo de 1991 los terroristas de ETA mataron a diez personas, cinco de ellas niños, dejando además a 44 heridos. Indignante e incomprensible, porque esos mismos pelajes que insultaban a los guardias civiles de Vich recibían como un héroe a Arnaldo Otegui, portavoz de Batasuna, el brazo político de ETA, que ha cumplido condena en prisión por su vinculación con la banda terrorista. Es difícil de digerir, pero no de entender, que  insulten, amenacen y pidan desterrar a miembros de una Institución que sirve a los ciudadanos con lealtad y que garantiza la convivencia pacífica en todo el país mientras se aclama a un individuo que en su currículum vitae tiene como carta de presentación haber sido condenado por vinculación con una banda terrorista que atentó y mató precisamente a niños y ciudadanos catalanes en Cataluña.

Hablaba de los personajes, asociaciones defensoras de los derechos humanos o del menor y lo hacía porque suelen salir en defensa de los ciudadanos y niños que son maltratados o que sufren la ira de los intolerantes por distintas razones, pero cuando se trata de defender a los guardias civiles y a sus familias no se significan o, mejor dicho, se significan por guardar silencio y no condenar estas actitudes. No creo que piensen que los hijos de los guardias civiles no sienten miedo al ver a sujetos de ese pelaje insultando o gritando contra sus padres a las puertas de sus domicilios, porque son sus casas y allí es donde viven nuestros hijos.

Son momentos difíciles para los guardias civiles que viven en Cataluña, pero nosotros sabemos cerrar filas, ser más guardias civiles cuando pasamos momentos difíciles, cuando la sociedad y el mundo nos mira con lupa, porque cumpliendo fielmente con nuestro deber la Guardia Civil saldrá, como siempre, fortalecida. Es momento de dar ejemplo, de estar más unidos que nunca y las asociaciones representativas deben ser un modelo de coherencia, de saber interpretar esta situación especial, porque es lo que esperan los guardias civiles de estas organizaciones. No es  el momento de buscar protagonismos, es el momento de servir a la Guardia Civil con lealtad.

Dentro de unas semanas se celebrará la festividad de la Virgen del Pilar, Patrona de la Guardia Civil, pero no será una Patrona más, será una Festividad Especial, porque los guardias civiles de toda España cantaremos nuestro himno con más emotividad que nunca, con más cariño que nunca, más alto y fuerte que nunca para transmitir nuestra energía, cariño, respeto y solidaridad a todos los catalanes, a todos los españoles, a todos los guardias civiles que viven en Cataluña.

Razón más que suficiente para que NUESTRO HIMNO SUENE MÁS ALTO.

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