Categorías: Sucesos y Seguridad

Subsaharianos de Costa de Marfil y Camerún se enfrentan por el parking

La guerra por los aparcamientos ha vuelto a trasladar la tensión a los subsaharianos del CETI. En la mañana de ayer la Policía Nacional tuvo que intervenir para contener el enfrentamiento entre un amplio colectivo de cameruneses y otro de oriundos de Costa de Marfil. ¿La causa? Los segundos reclamaban el turno para ordenar el tráfico rodado y los aparcamientos de los usuarios que llegan a las grandes explotaciones comerciales del puerto. Los primeros se lo negaban, diciendo que eran ellos lo que tenían que hacer esa labor, con la que consiguen el dinero para sus gastos personales.

Unos por otros, la tensión aumentó y las patrullas de la Policía Nacional (que ya estaban alerta por estas tensiones) hicieron aparición en el puerto controlando el amago de reyerta.
Como en toda actuación policial hay unos que se quedan conformes y otros no. En este caso fueron los cameruneses los que congeniaron con las tesis policiales mientras que los de Costa de Marfil protestaban por la postura policial. “Hoy nos tocaba a nosotros. Tenemos dos días para trabajar y eso se ha respetado hasta ahora. Los cameruneses son nuevos y no saben que nos tocaba a nosotros. La Policía no ha entendido y no nos ha hecho caso”, lamentaba uno de los más de cuarenta subsaharianos que conforma este colectivo integrado por varones que han llegado a Ceuta en los meses de presión a bordo de balsas neumáticas.
La guerra abierta por los aparcamientos no es nueva para la Policía. Ya hace unos meses fueron constantes las reyertas en el puerto y en el Hospital de Loma Colmenar por el control de un espacio que para los inmigrantes supone la única vía para obtener dinero. Los controles policiales y más de una detención consiguieron calmar los ánimos y se volvió a recuperar cierta normalidad, ordenando los turnos por nacionalidades para el control de estos trabajos.
Ahora los de Costa de Marfil se quejan de que los subsaharianos de Camerún no los han respetado. Mañana volverán al puerto porque, aseguran, ese turno les corresponde a ellos.
Lo que sucede en la calle es fiel reflejo de la organización existente dentro del campamento, en donde los subsaharianos se agrupan por nacionalidades y en grupos se reparten las ‘formas de ganarse la vida’ con las que se topan en la ciudad.
Lo peligroso está en el traslado de esas tensiones al interior del CETI, algo que es tenido en cuenta por la Policía Nacional dada la cantidad de personas que hoy por hoy residen en las instalaciones del Jaral.
La Policía mantiene controles aleatorios tanto sobre los aparcamientos del puerto como los del Hospital Universitario. Las fuerzas de seguridad no pueden imponer un control permanente en la zona pero sí extreman, desde hace unos meses, el paso por ambos puntos, considerados sensibles en materia de seguridad, debido a la repetición de los casos de reyertas ya registradas. Estos enfrentamientos se saldaron además, el pasado abril, con varios heridos que fueron atendidos directamente en Urgencias del clínico civil. Por aquel entonces se enfrentaban congoleños y guineanos.

 

Un oficio conseguido a base de fuerza

La situación de los inmigrantes en Ceuta no sólo se centra en la vida que éstos tienen en el CETI. Allí las atenciones básicas están garantizadas por la administración, pero no esa inyección económica que el inmigrante emplea para conexiones telefónicas con su país o sus gastos personales. Es ahí, para cubrir esa necesidad, donde surgen los oficios fuera del centro, llevándose la palma los cuidadores de aparcamientos y los que se dedican a trasladar los carros llenos de mercancía a las puertas de los centros comerciales. No son trabajos regulados, pero para evitar conflictos la administración hace la vista gorda y permite que los sin papeles los exploten.
Hasta este punto sin problemas, éstos surgen cuando los subsaharianos, agrupados en nacionalidades, quieren controlar el negocio y al final éste no da para tantos. Hasta la fecha y tras los últimos conflictos, los propios inmigrantes se pusieron de acuerdo repartiéndose las jornadas en las que se prestan estos oficios. Pero los subsaharianos que se encargaron de poner orden ya no están en Ceuta y quienes les han sustituido tienen criterios distintos. Así ha ocurrido con los cameruneses. Los que se disputan ahora el terreno no son los que se encargaron de repartirlo. Y es por esta causa por la que han surgido los primeros conflictos serios. Los naturales de Costa de Marfil se sienten desprotegidos tanto fuera del CETI -por esta razón- como dentro, ya que, dicen, no se benefician de las salidas a la península. “Los cameruneses que había antes han salido todos, nosotros ¿por qué no?”, lamentan, refiriéndose a los que generaron los altercados de agosto de 2010 y que fueron trasladados a CIEs.

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