El pasado treinta de diciembre, del ya, año anterior, se publicaba en este mismo periódico el siguiente titular: “El CAS afronta una gran crisis por su falta de acceso al mar y teme desaparecer”, al que proseguía un artículo con cierto tono de juicio y condena hacia Mahersa. No se trata de una novedad, basta con escribir ese término en el buscador que el diario ofrece online para comprobar que la empresa que gestiona el Puerto Deportivo de nuestra ciudad desde el 2004, se lleva la palma en protagonizar noticias del mismo tipo desde hace mucho tiempo. Es decir, acusaciones simplistas, la mayoría de ellas basadas en conclusiones apresuradas, a las que evidentemente se han llegado sin contar con toda la información requerida. Dejando las opiniones de lado, hay que centrarse en hechos, en cuestiones puramente objetivas: Bien, una “gran crisis”, para una entidad que ha podido gestionarse hasta la fecha sin esa “falta de acceso al mar”, no viene de una subida del alquiler por parte de la concesionaria (alquiler que, entre otras cosas, puede afrontar y de hecho, afronta por el momento el Club náutico). Esa “gran crisis” a la que se hace referencia, está seguramente determinada por otros muchos factores, tanto de carácter externo, como interno. Por absurdo que pueda parecer, porque lo es, y mucho; se ha llegado a un punto en el que una empresa privada debe defenderse públicamente del ataque en prensa de algunos usuarios/socios insatisfechos de este Real Club Náutico, justificando la causa de una de sus decisiones económicas -de las que se habla sin conocimiento- a pena de ser la culpable del hipotético, y muy improbable cierre, de una institución que forma parte de la Ciudad desde 1956. Con la cual, además, e independientemente de lo que una mal informada mayoría pueda pensar, se pretende colaborar en un futuro desde la Dirección de la Mercantil.
“En una comunidad en la que por lo visto es muy habitual pagar servicios a bajo coste o gratis, en el momento en que el bolsillo se ve afectado, no se atiende a razones”
El ánimo de lucro es precisamente lo que distingue a una empresa de cualquier otra entidad que no lo persiga. Un beneficio económico, una rentabilidad financiera. Eso es lo que se pretende de una empresa, su razón de ser. Y por ello todavía no hay, y esperemos que nunca haya, que disculparse. Ni Marina Hércules S.A. ni ninguna otra. No obstante, aquí se halla, dedicando tiempo en aclarar a los interesados y lectores, que a las mismas subidas a las que deben enfrentarse algunos, deben enfrentarse otros. Que si el propietario de una vivienda, y expresándonos muy llanamente, sube el precio del arrendamiento a su inquilino, quizás no sea solamente “por asfixiar y poner contra las cuerdas” a quien de su inmueble tiene el uso y disfrute. A lo mejor el arrendador tiene también que afrontar una serie de gastos cuyo importe ha ido en aumento, inversiones de mejora -que requieren su tiempo-; e incluso imprevistos. Así ocurre en la inmensa mayoría de los casos, tratándose de obligaciones que el mismo debe satisfacer sin perder de vista que la finalidad del contrato que ha celebrado con el arrendatario, no es otra que la de seguir obteniendo un beneficio de su negocio; como lo haría cualquier interesado. Ídem para las personas jurídicas, pues. Es perfectamente comprensible que en una comunidad, en la que por lo visto, es muy habitual pagar servicios a bajo coste o incluso gratis; en el momento en el que mínima y ligeramente el bolsillo se ve afectado, no se atienda a razones. No puede, ni corresponde a Mahersa, desde luego, cargar con la responsabilidad de cambiar una conducta social tan interiorizada. Lo que sí puede hacer es aprovechar estas líneas para poner un ejemplo: las tarifas del Puerto deportivo, que tantas veces han sido, y serán, objeto de crítica y discusión. Créanme cuando les digo que ni de lejos el de Ceuta es uno de los peores puertos deportivos del país, y háganlo también cuando les afirmo que ha tenido unas de las tarifas de amarre en puerto base, más baratas del territorio nacional. Basta merodear por las páginas webs de las innumerables marinas de náutica de recreo con las que cuenta España y descargar el boletín informativo de precios. La conclusión de todo esto queda muy bien definida y resumida en una de las frases del artículo al que se está respondiendo: “Una cuota que, aun siendo más baja que la que se cobra en otros lugares, los socios no ven con buenos ojos”. *Irene Bruzón Cid, gerente de Marina Hércules S.A.