Son las cosas del PP

A este PP no lo conoce ni la madre que lo parió. Su acción política se ha ceñido a usar las redes sociales con el mismo criterio que un adolescente subiendo publicaciones. A eso y a ofrecernos cada viraje político que, lejos de desconcertarnos, nos hace verificar lo perdidos que andan. Siendo un partido ‘casi muerto’ en cuanto a comparecencias públicas (la última fue hace meses, ofrecida por el senador Muñoz Arbona), se dedica ahora a enviar comunicados a golpe de impacto como pollo sin cabeza. Ayer plasmaron negro sobre blanco sus críticas a Vox, al que acusaron de aportar crispación y de usar un lenguaje incendiario. A nadie escapa que en el seno del PP llevaban tiempo arrastrando una tormenta interna precisamente por Vox, tormenta que les llevó a publicar en sus redes sociales comentarios e imágenes a modo de montaje que luego borraron rápidamente. Ya les digo, como simples adolescentes que suben la foto prohibida que luego borran cuando reciben la regañina del mando supremo.

Es ahora, solo ahora, precisamente cuando vuelven las aguas a la calma tras la tempestad vivida con un PSOE indomable cuyo líder se creía ya alcalde, cuando el partido se lanza a publicitar comunicados en los que ataca a Vox y afea la trayectoria de la formación de Abascal. Ejercen como la cornuda de turno recién enterada de los flirteos del esposo que toda Ceuta sabía. Igual. El papel de la película improvisada les sale bordado.

Esto es la política. ¿Para qué ofrecerla envuelta en papel de regalo? Nos la escupen así y lo hacen porque ya no hay ideologías, ni partidos, ni programas, ni personalidad política. Ahora lo único que hay es un club de amigos con derecho a sede, que la abren para cuatro eventos y unas malas ruedas de prensa y nutren su acción pública dependiendo del interés del momento, de los acuerdos o de los beneficios. No hay más.

Luego se enfadan cuando el ciudadano desprecia la política, esa que en tiempos fue un arte y ahora es un sucedáneo de lo peor. Luego se enfadan cuando en las elecciones no se atreven a ir por determinados barrios no sea que les digan cuatro verdades. Ya les digo, como pollo sin cabeza, así van.