{jaimage crop="TC" /}El grupo de sirios acampado frente a la Delegación del Gobierno comienza su novena jornada de protesta.
El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, expresó ayer la “profunda preocupación” de la Unión Europea por la situación que se está viviendo en Siria y destacó el “papel relevante” que ha jugado España ante la conferencia internacional de paz sobre el conflicto sirio, conocida como Ginebra II que arrancó este miércoles.
Mientras, en la Plaza de los Reyes, los sirios acampados frente a la Delegación del Gobierno cumplen hoy su novena jornada de protesta con la que solicitan a la Administración su traslado a la península. “Solo quieren irse de Ceuta, no han escapado de una guerra para meterse en una cárcel”, comentaron dos jóvenes ceutíes que les ayudan en todo aquello que está a su alcance y que organizaron una merienda solidaria en fechas recientes. “No piden dinero, ni ropa ni casa. Nosotras lo hacemos, sobre todo, por los críos”, añadieron para, a continuación, preguntarse “dónde están los partidos de la oposición y las asociaciones benéficas y religiosas”.
El colectivo –compuesto por 45 personas entre adultos y niños– se turna para tener presencia constante frente a la institución que, consideran, puede resolver su situación aunque, como explicó en ocasiones anteriores Carlos Guitard, director del Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI), Madrid se encarga de sus expedientes y las puertas del centro del Jaral se encuentran abiertas si desean dejar la movilización y regresar. El máximo representante de estas instalaciones destacó que el conjunto de los residentes recibe una trato igualitario y cada uno, independientemente de la nacionalidad, arrastra su propia problemática. “Solo queremos que su estancia sea lo más cómoda posible y, en el caso de los sirios, por ejemplo, les proporcionamos carritos de bebé porque sabíamos que les sería de ayuda”, añadió el director.
Los sirios no desisten en su petición de viajar a la península con el fin de permanecer en España o bien trasladarse a otros puntos de Europa donde tienen familiares. “Nos quedamos aquí, ninguno volverá al CETI”, subrayaron los presentes, quienes aseguraron que cuatro de ellos padecen bronquitis porque las condiciones que soportan al dormir en la calle son adversas. “Tenemos sacos de dormir, pero pasamos mucho frío”, explicaron antes de lamentar que ningún representante del Gobierno se haya puesto en contacto con ellos personalmente para conocer sus peticiones desde hace diez días, a pesar de que el director del CETI se reunió con el grupo antes de que iniciaran el plante.
Una de las consecuencias derivadas de su salida del centro del Jaral supone que las tarjetas de autobús que les entregaron para poder llevar a sus hijos a los centros educativos han quedado anuladas, se quejaron los progenitores. “No tenemos dinero para pagar el billete cada día”, lamentaron los padres.
Otra queja asomó en las palabras del colectivo: “La Policía –sin especificar qué Cuerpo por desconocimiento– nos quitó un megáfono hace unos días y aunque fuimos a pedir su devolución, no nos lo dieron”. Los sirios también echan en falta que los ciudadanos respalden su reivindicación y se manifiesten junto a ellos, “como ocurrió en Melilla y, en dos días, la Delegación del Gobierno accedió a su solicitud, que también es la nuestra”.
Los 15 miembros de una familia lograron entrar en la ciudad autónoma por grupos
Los Al Shahin constituyen la familia más numerosa en el seno de la comunidad siria ya que varias generaciones de la misma se encuentran presentes en la ciudad autónoma y, en la actualidad, forman parte del asentamiento frente a la Delegación del Gobierno. Su árbol genealógico local florece a partir de Khalid y Franjya, que concibieron a Lamiah, Mohama, Kazem, Omar, Mahmod y Rami. A su vez, Mahmod está casado con Amin y tienen un niño, Abdela. Por su parte, su hermano Rami es el esposo de Gazia, con quien tiene a Franjia, Jamil, Hamad y Mohamed Rami. Los Al Shahin accedieron de forma clandestina a Ceuta por grupos y se fueron encontrando ya en suelo español. Khalid destacó que todos huyen de la guerra civil que ha hecho desaparecer su vida en este país de Oriente Próximo. Entre las 45 personas que componen el colectivo, existen otros núcleos familiares y un importante número de solteros que también esperan la resolución de sus expedientes.
Vidas detrás de las pancartas
”Antes cantaba en televisión y ahora me veo así”. Sobhi Check Dumar dejó atrás Oriente Próximo empujado por el conflicto. Cantante y músico, tecleando su nombre en Youtube puede verse su intervención en una televisión turca. Nostálgico, recuerda sus conciertos en Egipto y Dubai.
“Tenía el visado de turista a México pero no fui por trabajo”. Ibrahim Al Maklouf es natural de la “arrasada” Homs y llegó junto a su mujer Noura Al Chahín y sus hijos Aia y Mohamed. En Ceuta nació Kaula. “Conozco Inglaterra y Francia porque fui por negocios”, aseguró.
El médico farmacéutico Mahmud Alí. Nacido en Alepo aunque residente en Damasco, huyó de la guerra civil en busca de un lugar seguro en el que retomar su vida.
Solicitan el libro de familia como, sostienen, dieron a sus compatriotas en Melilla. Kheder Ramadan y Nemat Alrajab arribó a la ciudad con Khaldeah y tuvieron a Duah hace dos meses en el Hospital Universitario. Como Ibrahim Al Maklouf, solicitan el libro de familia a la Administración porque, insistieron, sus compatriotas lo recibieron en Melilla y quieren disponer del mismo para acreditar la relación de parentesco entre la pareja y sus descendientes. Kheder y su familia también estuvieron presentes en la anterior acampada en la Plaza de los Reyes. Solo ansían que las autoridades atiendan su solicitud para retomar su vida lejos de las bombas.