Como “hombre maltratado y desesperado” se presentó ayer ante la puerta del ayuntamiento Alejandro Zamacola. Pancarta en mano con un mensaje de socorro que rezaba: “soy víctima de violencia de género desde 2015. Ni el juzgado, ni la Policía, ni la Abogacía lo solucionan ¡ayuda!”, clamaba a la Ciudad su respaldo ante un asunto que se demora en el tiempo y, del que dice, “se encuentra al borde de la desesperación y el colapso”.
Zamacola explica que fue “falsamente” acusado de violencia de género por su expareja, delito por el que tuvo que cumplir dos años de cárcel y 8 meses de trabajos a la comunidad. Sin embargo ese solo fue el comienzo del “calvario” que le ha perseguido tras su salida del centro penitenciario. El varón intentó continuar con su vida y con la de su hijo, del que le niegan la custodia pese a vivir en su domicilio. Es, precisamente el vástago, el foco de origen que ha generado los constantes acosos que supuestamente sufre Zamacola.
“Cada dos semanas se presenta en el domicilio reclamando al niño, para lo que chantajea con denunciar por una nueva agresión o con que compre su silencio y mi tranquilidad económicamente, esto es una constante que se lleva repitiendo desde hace varios años”, sentencia con voz de agotamiento.
Asegura que ‘plantarse’ ante la Ciudad ha sido la última carta con la que juega. “He recurrido a través de todas las vías posibles, si los procesos judiciales son lentos, cuando acudes alegando acoso y te presentes como un hombre maltratado te toman a risa, la justicia está hecha para las mujeres”, apostilla.
Zamacola dice ser víctima de un sistema judicial que “no le toma en consideración” pese a las constantes denuncias presentadas. “En estos casos los hombres nunca estamos protegidos”. A través de la misma solicita una orden de alejamiento de su domicilio así como la custodia de su hijo. “Ella no puede hacerse cargo de él, está incapacitada, pero el sistema prefiere que la potestad esté en manos de una persona enferma antes que de otra acusada falsamente”, expone.
A lo largo de toda la mañana que permaneció frente al Palacio Consistorial fueron muchos los que se acercaron para mostrarle su apoyo. Carmen Amaya fue una de las ciudadanas que se desplazó desde su lugar de trabajo para secundar la protesta de Zamacola. “Es importante que la ciudadanía conozca que las mujeres también mienten y, por lo tanto, deben ir al calabozo, este hombre es una víctima y se merece estar en igualdad de condiciones, se merece protección y tranquilidad”, subrayaba.
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