Mi sobrino Luis y el Referéndum

El día 16 de septiembre de 2009 –es decir, hace más de de ocho años, mi sobrino Luís Olivencia –fallecido prematuramente y siempre recordado- publicó en la columna semanal que mantenía en “El Mundo” de Andalucía bajo la denominación genérica de “Hoy miércoles” y con el premonitorio y actualísimo título “Referéndum”, un artículo que, al menos en su parte esencial paso a transcribir, por cuanto reúne de acertado análisis del tema y de visión de futuro. Lo iniciaba así:

“A José María Aznar, viendo venir el peligro, se le ocurrió incluir en el Código Penal una norma consistente en criminalizar la convocatoria de referendos sin la autorización del Gobierno. El nuevo tipo penal se sancionaba con pena de tres a cinco años de cárcel e inhabilitación para el ejercicio de cargo público de hasta diez años. La reforma se aprobó en diciembre de 2003, por la inadecuada vía de presentar en el Senado una enmienda a la Ley de Demarcación y Planta Judicial, y con el rechazo de todos los demás grupos de la Cámara Baja. Para la oposición de entonces, la medida del Gobierno Aznar supuso una intolerable “criminalización de la vida política” que tendría precisamente el efecto de fortalecer los movimientos independentístas”. Luís proseguía: “Por ello, recién aprobada la reforma del Código Penal, el 20 de octubre de 2004, pocos meses después de su triunfo electoral, el presidente Rodríguez Zapatero propuso (y consiguió) la derogación de la efímera reforma. A los independentistas, se nos dijo, había que ganárselos sin necesidad de responder a sus desafíos con medidas drásticas. Al fin y al cabo, “hablando se entiende la gente” y ¿qué era el famoso talante de aquellos años sino la primera expresión de una Arcadia a la que todavía estamos esperando?.”.

Tras indicar que algo fallaba en tan bondadoso planteamiento y aludir a posibles referéndum en Cataluña, echaba en falta “no sé si un tipo penal especifico para esta suerte de desplantes, o al menos alguna sanción que no deje impune esta grave lesión a la Constitución”, añadiendo:

“Algunos miden la fortaleza de nuestro Estado de Derecho por su capacidad de resistencia frente a las tarascadas que otros le propinan. Una forma de peligrosa prueba de resistencia pasiva que anula cualquier reacción de la norma transgredida dejando en la impunidad al transgresor con la esperanza de que algún día se canse”.

Y concluía este fino y hasta ahora profético análisis con la siguiente frase, en la que se plantea una duda que, “mutatis mutandi”, es exactamente la misma que en estos procelosos días nos planteamos millones y millones de españoles”:

“Ya veremos si esta técnica de mirar para otro lado da algún fruto”.

Hasta aquí, lo que escribió mi sobrino Luís hace más de ocho años. Lamentablemente, perdimos la ocasión de mantener en el Código Penal la figura introducida por Aznar acudiendo, eso sí, a una inapropiada vía rápida, para castigar los referéndum no autorizados por el Gobierno, pues temía que en las entonces próximas elecciones generales el poder cambiara de manos. Ganó el buenismo de Zapatero, quien se apresuró a borrar del Código dicha reforma, sin introducir otra de parecido tenor por la vía oportuna, que podría haber quedado incorporada a dicho Código.

Al redactar estas líneas, falta por ver qué nos deparará el inmediato futuro. Al menos, mantengamos la esperanza de que la técnica de esperar acontecimientos seguida por Rajoy consiga a la postre los frutos positivos que tantos españoles ansiamos en este momento histórico, que podría llevarnos al absurdo que supondría la ruptura de una nación unida desde hace cinco siglos.

Y antes también, con los visigodos. Ese loco desgajamiento de una parte de España no nos lo perdonarían las generaciones venideras.

Ojalá todo salga bien, manteniéndose con firmeza la unidad de España. Que no se consume tan absurdo suicidio, El día 10 de octubre, además de ser San Daniel, Patrono de Ceuta, está señalado por la ONU como Día Mundial de la Salud Mental. Mirando hacia Puigdemont y su corte de puigdemonios alocados, nada más apropiado, pues eso. salud mental, es lo que les falta. Les vendría de perlas….