Me resulta asombroso asomarme a la prensa local de mi ciudad y encontrarme con un artículo amplio y muy centrado en cuanto a maquetación que relata un suceso de alteración grave de las normas de convivencia en el IES Siete Colinas.
Mi asombro me lleva a leer con atención el artículo comprobando la noticia que de él se deriva. Que en los centros ocurran, desafortunadamente, incidentes como estos cada día, es algo de lo que difícilmente nadie pueda darnos lecciones a los docentes. Sabemos de sobra la sensación de tristeza e impotencia que estos hechos ocasionan en toda la comunidad educativa, y muy especialmente en los profesores.
El acoso escolar es una realidad existente en nuestros centros pero no consigo leer ni una sola línea de crítica a la masificación de los centros o a la elevadísima ratio en las aulas que provoca que la convivencia sea una labor de titanes de todos los que contribuimos a su cumplimiento. Lo que sí transmiten estas publicaciones es una alarma injustificada y discúlpenme si me atrevo a decirles que parece poner en tela de juicio de forma imperdonable y gratuita la labor del colectivo de profesores y profesoras del Siete Colinas, y con ellos la de todos. No sé si el fin de esta noticia haya podido ser la crítica, no quiero pensarlo, pero sin duda una exposición así favorece que se ponga en entredicho la labor de un centro que, como todos los demás, lleva años trabajando en la defensa de la educación pública de esta ciudad. La actuación de la familia debe ser la denuncia si así se constata de los hechos y la de los centros actuar con diligencia pero no creo que la prensa sea un agente positivo en la mejora de este problema.
Tal vez no sea este el momento ni el medio para relatar las dificultades con las que el colectivo docente se enfrenta cada día. Trabajar en centros que rondan el millar de alumnos es una dificultad añadida a todos los problemas, los académicos, los sociales y los de convivencia. Esas son nuestras condiciones de trabajo, les lanzo el reto a que escriban al respecto. Mañana un incidente como el ampliamente publicitado en sus periódicos puede darse en cualquier otro centro y, créanme, los docentes habremos hecho lo imposible por evitarlo. Ojalá llegara el día en que un incidente de convivencia escolar llegue a acaparar los titulares de la prensa local por extraño e inusual, eso querría decir que habríamos acabado con la conflictividad en los centros escolares. Mucho me temo que aún estamos lejos de eso pero, por ahora, respetemos el trabajo de los docentes, por favor. Asumimos el problema, la culpa no.
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