El Centro de Menores La Esperanza, una asignatura que observando su día a día, se les está haciendo cuesta arriba controlar lo que allí sucede a sus responsables y sobre todo a la Directora del Área de Menores, Toñi Palomo.
El pasado martes por la tarde, fueron agredidos por un menor del centro tres agentes de Seguridad, cuando cumplían con su trabajo.
Todo ocurre cuando el menor se incorporaba al centro, donde uno de los agentes de Seguridad se percata de que el menor llevaba consigo una caja que contenía en su interior dos pájaros, advirtiéndole al joven que no podía acceder al Centro con animales, ya que estaría incumpliendo con normas prescritas por el mismo.
En esos instantes el menor comienza a increpar, insultar y amenazar a estos agentes, donde los mismos intentan calmarlo y llevarlo a su habitación. El menor al observar que no pudo salirse con la suya, decide agredir a los agentes. Dos de ellos fueron atendidos por el servicio médico.
Han sufrido varias lesiones y heridas, por lo que han tenido que coger la baja laboral.
Es evidente que el trabajo que realizan estos profesionales de la seguridad, no tiene ni el respeto ni el respaldo de la Administración, puesto que si fuese así, no se permitiría el trato discriminatorio que padecen al ser atacados y agredidos de forma continuada.
La medida coercitiva que se les aplica a estos "menores" es la libertad vigilada, dejándolos en el Centro.
Estamos hablando de una medida discriminatoria, porque en el caso de que sufrieran la misma agresión, o el agente de Policía Local o los propios educadores que allí trabajan, las medidas a tomar serían diferentes, ya que el menor estaría detenido y a posteriori pasaría al Centro de Menores Punta Blanca. ¿Por qué se permite tal distinción? ¿Acaso unos trabajadores son de primera y otros son de segunda?
No es tampoco de entender (aunque es 'vox populi') que los agentes de Seguridad, cuando los menores se retiran a descansar, permanezcan solos en la planta a cargo de los menores, con el peligro y la responsabilidad que ello conlleva.
No es de recibo que la propia Administración haya instalado en las inmediaciones del centro varios iglús para los menores y que lo haya hecho sin su propio personal de seguridad, por lo que cuando se da algún incidente, tengan que solicitar la presencia de los ya escasos agentes de seguridad de La Esperanza, poniendo en peligro a todas y cada una de las personas del mismo.
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