Opinión

Qué es y para qué sirve una encuesta

Uno de los últimos sondeos del CIS volvía a colocar a la izquierda por delante de la derecha, pues PP y VOX sumarían el 43% de los votos y serían adelantados por PSOE y Sumar, con un 46% o 47%. Estas eran las estimaciones realizadas con los resultados de una macroencuesta a 30.000 personas. Posteriormente, realizó otra entre el 10 y 12 de julio de 2023, tras el único debate cara a cara entre Alberto N. Feijóo y Pedro Sánchez. En este caso entrevistó a 8.798 personas. Lo cierto es que los estudios electorales efectuados por el CIS desde 2018, en elecciones autonómicas y generales, han mostrado el partido político que ganaría las elecciones en 33 de los 35 procesos. Solo en Castilla y León en 2022, con un empate técnico y en Les Illes Balears 2023, sus datos no mostraron dicha tendencia. Definitivamente, hoy, 23 de julio, saldremos de dudas.

La primera hipótesis de la que hay que partir es de que el CIS no hace pronósticos, pues en las encuestas no hay modelos predictivos, sino estimadores de los parámetros de la población inferidos desde la muestra a través de sumas, restas y multiplicaciones. O en palabras más técnicas. Lo que hace una encuesta es trabajar sobre una muestra representativa de la población, trasladando la información que dicha muestra aporta al total de la población mediante lo que se conoce como “elevación del dato muestral a la población” a través del llamado “factor de elevación”. En el caso que hemos referido al principio, lo que el CIS mostraba era lo que la población pensaba en el momento en el que se hizo la encuesta. El qué hará esa población el 23 de julio, no es objeto de las encuestas. Todo dependerá de la campaña electoral que se desarrolle, pues los estudios demuestran que hasta un 40% de personas pueden cambiar de opinión a consecuencia de esta campaña.

Fritz J. Sheuren fue presidente de la Asociación Americana de Estadística en 2011 y escribió un pequeño libro titulado ¿Qué es una encuesta? (What is a Survey?) en 2004, dirigido a no especialistas. Entre otras cosas nos decía que la calidad de una encuesta es determinada en gran medida por su propósito y la forma en que se llevó a cabo. También afirmaba que la mayoría de las investigaciones de TV, o de revistas, son muy sospechosas puesto que los participantes no habían sido seleccionados científicamente. Las encuestas deben llevarse a cabo, nos decía, de manera conjunta para elaborar estadísticas sobre un tema. No deben ser diseñadas para producir resultados predeterminados, o como un ardid para actividades de marketing o similares. Por ello es esencial que los encuestados conozcan las preguntas de antemano.

Lo que aquí se recoge, aunque en lenguaje sencillo, es, más o menos, un resumen de las fases que ha de tener la investigación científica por muestreo y las características de calidad deseables. Pertinencia, oportunidad, accesibilidad, detalle y cobertura, economía, son algunas de estas características. Pero también hay una muy importante, como es la de integración, o lo que es lo mismo, que la información obtenida en la investigación por muestreo sea integrable y comparable con otras informaciones ya existentes o futuras. Y la más importante de todas, la de acuracidad, o proximidad del valor verdadero de las características poblacionales estimadas.

Pues bien, todas estas características las reúnen las encuestas que realizan los organismos públicos españoles, como el INE o el CIS. De ahí su fiabilidad. Están obligados a respetarlas, por ley. Sin embargo, no se puede afirmar lo mismo de las encuestas que realizan algunos medios de comunicación o consultoras privadas al servicio de algunos partidos.

Cuando estaba acabando este artículo, me preguntaba un amigo mi opinión respecto a lo que podría ocurrir el domingo en las elecciones generales. Yo le respondí de la siguiente forma.

Con los datos de la mayor y más fiable encuesta realizada por el CIS, la izquierda superará en tres o cuatro puntos a la derecha. Pero esto era a principios de esta semana. Teniendo en cuenta que el votante vota más por su expectativa de futuro que por el “agradecimiento a lo realizado”, y que se han ofrecido desde la izquierda proyectos ilusionantes para el futuro. Que pese a estar inmersos en un espectáculo de la seducción, en donde se apela más a los sentimientos que a las ideas, la izquierda ha sabido poner en valor las mentiras y los trucos de la derecha para, precisamente, llegar a estos sentimientos de la ciudadanía. Que ha habido una movilización general del voto por correo, lo que demostraría el interés de esta ciudadanía en votar en estas elecciones, y que todo hace pensar que se volverá a producir el próximo domingo, no hay evidencias suficientes para no aceptar que se repetirá un gobierno progresista de coalición en España.

De cualquier forma, el pueblo expresará su opinión en las urnas, de forma democrática.

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