Son tantas las veces que me lo he preguntado. ¿Sirve de algo denunciar las injusticias cuando topamos con unas autoridades cada vez más insensibles? Ganas dan de tirar la toalla, pero una se pregunta que, de hacerlo, los otros habrían ganado ya la batalla completa. Es entonces cuando se produce el mágico instante que te anima a seguir luchando, a seguir escribiendo, a seguir poniendo sobre el papel lo que a todas luces considero que es una grandísima injusticia. Venga. De nuevo aterriza la pesada. De nuevo voy a abordar el mismo asunto. De nuevo voy a dedicar mi columna esquinera a plasmar lo que es una auténtica VERGÜENZA consentida por unas autoridades insensibles ante las que el resto de la ciudadanía con poder de actuación calla, convirtiéndose en cómplice con su silencio.
Sí. Es una VERGÜENZA el escenario del Tarajal. Mujeres apiladas en pleno Ramadán, guardias civiles obligados a colocarlas en fila cual niños de Infantil, a pleno sol, sin comer, sin beber... Sí, me dirán ustedes que nadie les obliga a hacerlo. No sean necios. Si quieren calmar sus conciencias recen cuatro rosarios pero no se mientan, no se engañen. Si estas mujeres se cargan como mulas es porque necesitan los puñeteros cinco euros que les pagan por cada pase. No me vengan con lo de siempre porque saben que no cuela.
Estamos en campaña y los políticos acuden como aves de rapiña en busca del voto. Hay incluso a quienes se les está transformando el gesto, su avaricia sale a relucir demasiado en las fotografías. Solo quieren ganar, esperan el 26J cual pesadilla, solo quieren sentirse triunfadores en ese carrusel de mentiras y falsas poses con el que nos marean. ¿Pero la realidad?, ¿dónde se encuentra la verdad?
A nadie le importa que las mujeres porteadoras se apilen en una playa, al sol, sin protección alguna. Este submundo de explotación, de caos... ha nacido a nuestro lado, se ha hecho fuerte a golpe de interés mercantilista y se desarrolla en unas condiciones inhumanas... ¿pero les importa?, ¿alguien habla sobre esta situación?, ¿a nadie le da vergüenza esas imágenes?, ¿en qué se basa ese pacto de silencio?
Vuelvo al inicio de mi escrito. ¿Servirá de algo?, ¿tendrá efecto una protesta que nace aislada? Tirar la toalla nunca, antes la deberían tirar por vergüenza aquellos mandamases que no hacen lo que deben, que evidencian una gestión pésima e inhumana, que se hacen fuertes gracias al silencio cómplice del resto.
El círculo del drama nos rodea, pero la humanidad parece que solo la entienden en misa o en el facebook.