Sindicalistas tramposos

Se ha convertido ya en un lugar común que es más fácil para los sindicatos UGT y CCOO montarle una huelga a lo bestia a un gobierno de derecha que a un gobierno de izquierda. No hay que indagar mucho para buscar apoyatura a este aserto, basta con leer las declaraciones del ‘sectario’ general de la UGT, el compañero Gil, que se descolgó diciendo que en la huelga del 29 de septiembre de 2010, con Zapatero, iban por el empate y en ésta han ido por la goleada porque Rajoy no quiere sentarse a negociar. En todo este asunto parece que los sindicatos se han convertido –o lo pretenden– en la oposición al gobierno popular, visto que el PSOE no tiene autoridad moral para levantar la voz después de que el gobierno socialista haya quebrado el país al gastar 90.000 millones más de lo que ingresaron. Lo triste de todo este asunto es que estos sindicalistas subvencionados ni le exigen ni le exigieron responsabilidades al gobierno de Zapatero por  haber quebrado el país.
Me temía lo peor cuando el señor Montero entrevistó al compañero Gil y al camarada Aróstegui en la COPE. El ‘sectario’ general de la UGT, el compañero Gil, se manejó con un discurso granítico contra el gobierno del partido popular. Y cuando, días después, el señor Montero interrogó al camarada Aróstegui sobre la actuación violenta de los piquetes, éste se salió por la tangente, e impostando la voz, se refirió a los empresarios que les dicen a sus empleados: “¿Tú no irás a la huelga, verdad?”. Es más, el camarada Aróstegui se permitió el lujo de tachar de mentirosa a una oyente que había dado su opinión al respecto. Y además dijo que no le importaba lo que dijera o hiciera esta señora.
Lo más triste es que estos piquetes impresentables nos impiden entrar en nuestros puestos de trabajo e incluso nos agreden, y todo ello con nuestro dinero, sí, amable lector, con el dinero de nuestros impuestos con los que los gobiernos han subvencionado y subvencionan a estos sindicatos del siglo XIX. Tanto los jerarcas de UGT como de CCOO nadan en un mar de dinero, lo que les permite darse una vida regalada y llevar años lejos de sus puestos de trabajo –liberados–. No sólo reciben montañas de dinero del Gobierno central, sino de las Autonomías y de los ayuntamientos. Así la Junta de Andalucía desvió entre 2006 y 2010 –según La Razón– más de 2 millones de euros a cinco empresas tapadera, empresas participadas por UGT y CCOO. Así detrás de Atlantis Asesores y Federación Minerometalurgia Andalucía (Femiqui) está CCOO; y detrás de Asesoramiento de Seguros y Previsión Atlantis, ITG y Temiqui se encuentra UGT. Asimismo han recibido más de 29 millones ambos sindicatos a través del conocido como “fondo de reptiles”, también según el periódico mencionado. Esos dineros llegaban a los sindicatos cada vez que se tramitaba un ERE pagado con fondos públicos para empresas en crisis.
En el colmo de la mendacidad, los ‘sectarios’ generales Méndez y Toxo amenazan con “ir más allá del límite” y con “no vamos a parar”. A estos sindicalistas socialistas y comunistas hay que darles un escarmiento y no es otra cosa que avalar una Iniciativa Legislativa Popular con 1 millón de firmas y presentarla en el Congreso de los Diputados para que se les retire toda clase de subvención, ya sea procedente del Gobierno central, de las Autonomías y ayuntamientos. No se merecen otra cosa estos impresentables ‘pesebreros’. Si al camarada Aróstegui le duele que Ceuta “pueda parecer desde fuera una ciudad parasitaria”, a los ciudadanos nos duele que estos ‘parásitos’ estén liberados por años y puedan agredirnos con nuestros dineros. ¡Ah, y no nos hemos cagado! “Hay una serie de bonificaciones en Ceuta que no sé si podrán mantenerse en el futuro”, dice el ‘sectario’ general de la UGT. ¿Y se podrán mantener en un futuro los dineros que se llevan la UGT y CCOO?  La cara de este individuo es tan granítica como su discurso.
La posición en la que está España es tan delicada que el fondo de rescate de la UE se ha ampliado a 800 mil millones de euros –con vistas a un billón– en previsión de que haya que rescatar a nuestro país, o a Italia. Pero claro, este dato le importa un bledo a los jerarcas sindicalistas, pues lo que defienden son sus intereses y sus prebendas. Los demás que se hundan.