Durante 2015 y los ocho primeros meses de este año no se han detectado indicios de presencia del agente nocivo en la ciudad, aunque se mantendrá la “alerta continua”
La población de picudo rojo, un escarabajo de origen asiático con capacidad para devorar las palmeras hasta provocar su muerte, acumula casi cinco años de “tendencia decreciente” en la ciudad autónoma. Durante el año pasado y los dos primeros cuatrimestres del ejercicio en curso “no se han detectado indicios de la presencia del agente nocivo en territorio ceutí”. Los técnicos de Obimasa han constatado la “inexistencia” de palmeras infectadas y tampoco se han producido capturas de imagos (el último estadio del desarrollo de un insecto).
No obstante, la sociedad municipal dependiente de la Consejería de Medio Ambiente y Sostenibilidad que dirige Emilio Carreira no baja la guardia: “Puesto que hace tan solo algo más de un año y medio que no se detectan adultos de picudo rojo y no es en modo alguno descartable la hipotética situación de potenciales nuevas infestaciones o reinfestaciones desde posibles focos cercanos situados en Marruecos o incluso dispersión pasiva desde el sur de la Península Ibérica”, consideran los especialistas de la Administración local en sus últimos informes, “se hace del todo necesario mantener un estado de continua alerta frente a tal eventualidad con vigilancia continuada dirigida a la detección precoz de potenciales infestaciones”.
A juicio de los técnicos de Obimasa “resulta absolutamente necesaria la continuidad en la implementación de medidas fitosanitarias dirigidas al adecuado control del agente nocivo y, en última instancia, su potencial erradicación”.
En concreto, la sociedad municipal considera que “pueden aparecer adultos en dispersión de picudo rojo” que podrían generar “reinfestaciones”. “Igualmente”, alerta, “no es descartable el traslado pasivo e involuntario de imagos en vehículos desde el país vecino a través de la frontera dado el intenso volumen bidireccional de paso e incluso desde el sur de la Península vía Puerto de Algeciras”.
De momento, personal especializado de la empresa TRAGSA , en coordinación con la Consejería de Medio Ambiente, mantiene “de manera sistemática” la realización de “labores de control, vigilancia y seguimiento del estado fitosanitario de la totalidad de las palmeras de la ciudad pero especialmente de aquellas que presentan una mayor susceptibilidad de infestación”, las del género ‘Phoenix’.
Esta actuación se considera “de especial importancia” para la “detección precoz” de posibles nuevos ejemplares infestados, “lo que permitiría la aplicación efectiva de técnica de saneamiento mecánico y tratamiento curativo posterior para, a la postre, asegurar la viabilidad del ejemplar afectado con la consiguiente salvaguarda patrimonial y disminución de los costes de ejecución de las medidas fitosanitarias”.
Ceuta adoptó la técnica de saneamiento mecánico hace cinco años pero la última vez que se efectuó fue a finales de 2012. En total se han tratado 21 ejemplares de palmera canaria “con diferente grado de intervención”. Diecinueve se encuentran “totalmente recuperados” y en la mayoría “la intervención practicada ni siquiera es fisionómicamente reconocible”. Solo dos ejemplares tuvieron que ser “eliminados” debido a “pudriciones”, uno en terrenos de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir y otro en Cría Caballar.
Efectos de la plaga En total, desde la detección del foco inicial del gorgojo hasta finales de agosto el número de palmeras afectadas por el ‘Rhynochophorus ferrugineus’ en la ciudad asciende a 201 ejemplares, el 15% de los efectivos totales de palmera canaria existentes y el 6,7% de la población local de palmáceas.
El número total de palmeras erradicadas y destruidas por ataques de picudo rojo ha sido de 174 ejemplares, aunque desde hace cinco años no se elimina ninguna (la última lo fue en septiembre de 2011). Ello supone que la ciudad ha perdido desde octubre de 2009, cuando se declaró la plaga, el 13% de su población de ‘Phoenix canariensis’, el 5,8% del stock de palmáceas. Las infestaciones se dieron en quince focos distintos, cinco de ellos con dos subfocos. La zona de mayor incidencia se centró, “con muy marcada diferencia”, en la porción este urbana y periurbana de la zona continental de Ceuta (CEPSA, Postigo-Renegado y Los Rosales).
Durante cada año, cuatro tratamientos fitosanitarios En Ceuta hay censados más de 1.300 ejemplares de palmeras canarias y casi medio millar de datileras. El calendario de tratamientos incluido en el proyecto actualmente en ejecución incluye cuatro tratamientos fitosanitarios durante el ciclo anual, todos ellos “con agente biológico”. Con respecto al año pasado, en 2016 se han reducido de seis (uno químico y cinco biológicos) a cuatro. Según Obimasa, “dado el muy bajo nivel poblacional de picudo rojo detectado en las tres últimas anualidades”, se ha considerado oportuno reducir el total de ciclos de tratamiento preventivo, algo que “redunda en una disminución significativa de los costes de ejecución”. Además, de esta forma se cumplen con las directrices generales establecidas en un Real Decreto de 2012 que abogó por conseguir “un uso sostenible de los productos fitosanitarios”.