Más de un mes sin línea telefónica, sin que todavía se haya restaurado y viviendo prácticamente desconectados. La situación podría retraernos al siglo XIX o XX, pero es Ceuta en 2019. Esto es lo que denuncian algunos vecinos de la barriada de Solís, que han visto como sus casas se han quedado sin línea y lo que es peor, personas mayores que ante cualquier problema no tienen manera de comunicarse.
Según explican, hace ya un mes que, sin previo aviso y aún sin conocimiento de lo que ha podido pasar, se quedaron sin línea telefónica en sus casas. Es algo que en el pasado, muchos años atrás, pudo pasar, pero de forma aislada y sin ni mucho menos esta duración. Ahora es un tiempo ya suficientemente grave como para que los vecinos pidan con urgencia que se restablezca la línea.
La situación es especialmente delicada porque en algunas de las viviendas que se han quedado sin línea telefónica viven personas mayores o dependientes que o bien no pueden hacer las cosas diarias por sí solas o necesitan ayuda de un familiar, amigo o vecino. Otros tienen teleasistencia y en los últimos días se han tenido que movilizar a sus familias al llamar a sus casas y encontrarse con el tan característico pitido que significa que no hay señal.
"Estamos hartos de llamar, nos dicen que están en trámite pero sigue sin solucionarse", explica Loli, vecina de la zona. En más de 60 años que llevan viviendo allí no les había pasado una situación así. Los vecinos van haciendo una especie de turnos para llamar a la compañía, pero siguen sin explicaciones clarividentes y, especialmente, sin que se produzca el arreglo del problema. Llaman y llaman y "la realidad es que no son capaces de arreglarlo", afirma. La respuesta es que está "en vías de solución". Así llevan un mes.
Su madre, por ejemplo, tiene teleasistencia y ante la imposibilidad de localizarla, tuvieron que llamarle a ella para saber la razón por la que no cogían el teléfono. Otras personas están solas, por lo que la situación es peor. Son vecinos y vecinas mayores que no tienen acceso al móvil, que no usan ni mucho menos las nuevas tecnologías, y que el contacto telefónico es por la línea convencional, esa que ahora no funciona.
"Si a mi madre le hace falta llamarme, no puede hacerlo. Tiene que molestar a la vecina para que ella lo haga", explica esta vecina. La situación parece de otra época, pero ocurre en pleno siglo XXI.
También con este problema se pone de manifiesto la importancia de estos servicios que parecen estar ya superados por la llegada de las nuevas tecnologías pero que refleja que muchas personas aún necesitan de ellos, porque es la única vida de comunicación que tienen para llegar a familiares o amigos. Es, sin duda, un importante problema que desde Solís esperan que se solucione ya, tras un mes incomunicados.
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