La Guardia Civil se enfrenta a un verano complicado, sin descanso ante la enorme presión marítima que se avecina no solo con los intentos de tráfico de personas sino también con el narcotráfico.
Esta misma tarde de lunes se produjo una persecución en la que la acertada colaboración entre unidades del Marítimo de Algeciras y Ceuta logró evitar la fuga de los cuatro ocupantes de una embarcación cargada con petacas de gasolina, el combustible empleado para abastecer a las narcolanchas.
La presión en el mar es constante. Lo es ahora y será peor en verano, de ahí que los medios sean necesarios tanto en agentes como materiales para evitar que sean los que se mueven al margen de la ley los que salen ganando en esta apuesta por lo prohibido.
Sin descanso ante la presión en el mar, sin descanso están las fuerzas de seguridad para poder detener a todos aquellos que buscan hacer negocio bien a costa de exponer las vidas de otras personas o bien moviendo la droga que termina marcando a la juventud.
En este último contexto se encuadran los llamados petaqueros, aquellos que están asociados a las cargas que se llevan a cabo de embarcaciones dedicadas al traslado de grandes cantidades de drogas. Contra esos se quiere actuar con los recursos suficientes como para frenar un negocio que deriva en acciones de gran temeridad como sucedió recientemente en Barbate con la muerte de dos guardias civiles.