Silencio

P arece indudable que los tiempos de derroche en el fútbol, similar al que se manifiesta en otros ámbitos sociales, tienen fecha de caducidad. De ello y ante la falta de noticias que se verifican cada día en los medios de comunicación especialmente deportivos, donde algunas noticias son repetidas e incluso irrelevantes, nos da a entender que el silencio es una de las premisas establecidas en la mayoría de los equipos españoles. Es cierto que todos los veranos salen a la luz pretensiones de traspasos o fichajes que, en su mayoría, no pasan de ser un mero contacto.
En ocasiones, el mismo jugador se las ingenia para convertirse en objetivo de un gran club, invento que resulta de vez en cuando. Este año no salimos de Neymar y el Kun, de Alexis y Rossi o de Kaká y Pastore. Es la misma historia de todos los años, con la única novedad de los fichajes estrella realizados por el jeque del CD. Málaga. Y es que, desde todos los foros, se lanzan manifestaciones contradictorias pero vinculantes y que declaran su preocupación por el gasto generado en la última década, propiciando deudas insostenibles para los clubs.
La advertencia surgida de la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE) de paralizar el inicio de la liga por los impagos a jugadores, supondrá una utopía debido a la influencia de las televisiones y otros estamentos, como ya ocurrió el año pasado.
Es una lucha en inferioridad para el ente que defiende a los jugadores. Establecer una supuesta y aproximada deuda de veinte millones de euros con los jugadores de Segunda, Segunda división B y posiblemente tercera, es motivo suficiente para determinar y aplicar soluciones drásticas contra los clubs que no valoran el término deporte y perviven por encima de sus posibilidades.
Hace unos días hemos conocido el descenso a tercera división por impago de varios equipos a sus jugadores. Es significativo ver equipos con solera caer en ese pozo. Lamentable es el caso del CD. Castellón, club que hace dos años preparó un plantel a base de talonario con el fin de ascender a Primera y que los objetivos no se unieron a las expectativas. En esta temporada, con cambio de entrenador incluido, coqueteó con el descenso y con Casuco, segundo entrenador, lo hizo con el play-offs.
Caso parecido es el de la Cultural y D. Leonesa. Aguantando con Monteagudo en el banquillo, se movió en puestos cercanos al descenso durante toda la temporada, lo cual agudizaría los problemas económicos que ya acuciaban de años anteriores.
Los aficionados abandonan al equipo y los mínimos ingresos merman la capacidad, la directriz y la dedicación. Por las características de estos dos equipos, por sus historias, por el cariño que despiertan, verdaderamente “causan dolor”.
Pero como anécdota y recuerdo imborrable, más dolor me causó cuando, en mis meses a prueba en el Sevilla, conocí a un chico del Puerto de Santa María llamado Quique. No me sorprendió que cojeara de una pierna… -fractura de tibia y peroné- <me dijo>. Todos los días, al levantarnos para ir a entrenar, se escuchaba con fuerza una voz:-“Yo soy Quique, lateral derecho del Juvenil A… ¡y soy el mejor!”-. De los cuatro que ocupábamos aquella habitación, entre ellos el también portuense y después internacional Enrique Montero, solo salían palabras de ánimo para Quique… entre aquellas lágrimas tragadas y nerviosas sonrisas.
Su lesión era desconocida… es decir, no se sabía de qué manera se había producido. Unos comentaban que la fractura se la produjo solo.  Otros que fue producto de una dura entrada. Lo cierto es que el mismo Quique manifestaba:- (…) Era un partido con luz artificial. Yo subía la banda continuamente… en una de ellas, solo recuerdo mi pierna rota (…)-. Tuve la suerte de coincidir con él cuatro años después.  El fútbol había dejado de ser su paradigma… el dolor seguía su camino, en plena disputa con el silencio.