Siempre nos quedará París» es la famosa frase de la película Casablanca la dice su protagonista Rick Blaine a Ilsa Lund. Siempre nos quedará París para defender el amor por encima de la separación o, más bien, ese instante de verdadero amor que se queda en las brumas del pasado.
Para cada uno, la frase tiene significados caleidoscópicos: Lucha, revolución, resistencia, esperanza, solidaridad, refugio, el “no pasarán” de nuestra guerra civil, los ideales... París es la libertad, los derechos del hombre, la ilustración, la mayoría de edad de una sociedad que comienza a deshacerse del yugo opresor de la esclavitud, de la religión y de la opresión que padecen los desheredados; libertad, igualdad, fraternidad .
El domingo fue 30 de junio de 2024. De aquel 14 de Julio de 1789 han pasado 235 años; mucho tiempo, o poco: la historia tiene sus recorridos, sus interpretaciones y sus medidas.
El proceso revolucionario acabó con el Antiguo Régimen y consagró la libertad y la igualdad ante la ley, bases del actual Estado de derecho.
E 14 de julio de 1789 el pueblo de Francia tomó la fortaleza de la Bastilla dando inicio a una de las revoluciones más importantes de la historia. No solo por su carácter político, sino por su legado para los derechos de libertad, seguridad y propiedad.
Las causas de la Revolución francesa tienen su origen en la falta de libertades individuales, la pobreza extrema y la desigualdad que existía en Francia. Y la libertad guió al pueblo, la sangre derramada regó las raíces de otro modelo social.
Para Hegel, la Revolución francesa es el inicio de una nueva época, porque es con ella donde la razón se ha encarnado en la historia, desde el momento que sólo con ella llega a su concreta realización y determinación, lo que, en el fondo, desde siempre, estaba unido al hombre: su libertad.
"Luego, con cualquier excusa se comenzarán a cercenar derechos humanos, conquistas sociales, libertades arraigadas al París que soñamos"
Hoy, la vieja Europa entra en un paradigma involucionista: Los populismos, los odios soterrados, el señalar a “los enemigos de la patria” para justificar el fracaso de una sociedad que ellos mismos han provocado: feministas, homosexuales, inmigrantes, abortistas, sindicalistas, obreros, barrios marginales, pobreza extrema, sindicatos, prensa, medios de comunicación... son señalados con el dedo. Ellos son el cáncer, la ruina de la Francia tomada por la chusma, los nuevos Sans-culottes.
La extrema derecha prepara la propaganda, estudia, analiza y marca estrategias para no perder su poder. El Rey busca de nuevo encabezarse.
La gestión más dura de la inmigración incluyendo medidas como eliminar ayudas sociales a este colectivo y limitar la atención médica a inmigrantes. “Para detener la inmigración. drásticamente, restablecer los controles fronterizos, expulsar a los inmigrantes clandestinos y suprimir el derecho de suelo”. El derecho de suelo es lo que permite que una persona pueda adquirir la nacionalidad francesa por haber nacido en Francia, aunque sus padres sean extranjeros. Apoyo a Rusia como aliado indiscutible, férreo apoyo a Israel, oponerse a la Corte Internacional de Justicia por su orden de arresto de Netanyahu, asegurando que estaban equiparando “a un Estado democrático y una organización terrorista”, en referencia a Hamás.
Desmantelar los parques de energía eólica y quitar los subsidios que reciben, y hacer en su lugar una mayor apuesta por la energía nuclear. Luego, con cualquier excusa se comenzarán a cercenar derechos humanos, conquistas sociales, libertades arraigadas al París que soñamos.
El domingo la izquierda debe unir sus fuerzas, unir sus manos, unir sus corazones, unirse en una cadena en lo que realmente importante sea el eslabón.