Lo primero decir que las drogas en general no creo que sean ni malas ni buenas, todo depende del uso que se les dé, otra cosa son las adicciones. Por poner un ejemplo, si padeces de insomnio y el médico te receta pastillas para dormir, esa droga que el médico te ha recetado, en ese momento en concreto de tu vida, puede que te haga un bien. Las pastillas para dormir también son droga, que no le quepa la menor duda a nadie. Tampoco se puede decir que esté mal usarlas de forma controlada para fines recreativos, como suele pasar con el alcohol, tabaco, etc., pero según dice la ciencia está comprobado que son malas para la salud. No se asusten, pero el alcohol y el tabaco también son drogas. Dicho esto, a partir de ahora me voy a referir a una parte en concreto de drogadictos que tienen mucha cara y son unos sinvergüenzas como “los cuñadísimos”, ya que entre otras cosas estos personajes saben de todo y son muy listos, demasiado. Me explico, hay individuos que han utilizado y utilizan la excusa de las adicciones a las drogas (alcoholismo, cocaína, etc.) para vivir su vida a lo grande y no hacer nada de nada y que se lo den todo hecho. “Los cuñadísimos” son drogadictos cuando a ellos les viene bien. Que tienen hijos, pues se vuelven drogadictos para seguir viviendo la vida a lo grande y que su mujer (o pareja) sea la que se sacrifique ella sola y saque a sus hijos adelante, pues ellos estarán muy ocupados con su adicción a las drogas varias, eso sí, se las costearán con el dinero de los demás, incluso pidiendo dinero diciendo que lo necesita para medicamentos para sus hijos. Cuando los hijos se hacen mayores y ya no necesitan tanto a su padre (ese que casi nunca estuvo cuando lo necesitaban), “los cuñadísimos”, los muy vividores, dejan de ser drogadictos y se curan, se ponen buenos. Que viene una racha mala y sus padres enferman, más de lo mismo, vuelven a la droga, a la "buena vida", de responsabilidades nada de nada, ellos lo que saben hacer, y lo hace muy bien, es vivir a costa de los demás, padres, hermanos, ayudas... Ni que decir que de todos los buenos trabajos que les han buscado los familiares a los “cuñadísimos” terminan echándolos o ellos mismos se van, porque prefieren vivir del cuento, lo de trabajar no se hizo para ellos. Una vez sus padres ya han fallecido y sus hijos son mayores, “los cuñadísimos” dejan todo tipo de drogas y se dedican a hacer deporte, son los más deportistas del mundo y llevan una vida muy tranquila y apaciguada, eso sí, siguen viviendo a costa de los demás, pues al final se quedan de okupa en la casa familiar, aunque no sea suya, sino de todos sus hermanos por igual. En fin, que hay “cuñadísimos” que han utilizado las drogas para trabajar poco y vivir del cuento, así como para no responsabilizarse de sus hijos, padres... y quedarse con lo que no es suyo. Recomiendo la lectura de la carta que el gran filósofo y jurista Antonio Escohotado les dedicó a las madres de los drogadictos, este señor es uno de los que más sabe sobre las drogas, autor del libro Historia General de las Drogas. La carta se titula “Carta a la madre de un toxicómano” y fue publicada en el diario EL PAÍS el 23 de mayo de 1988, la pueden encontrar en google con solo poner el título. Que nadie interprete mal lo escrito, tal y como digo en el título hay drogadictos y “drogadictos”, la diferencia entre unos y otros es que unos son enfermos que se tienen que rehabilitar, siempre que ellos quieran, y hay otros que han utilizado toda su puta vida las drogas para no hacer nada ni asumir responsabilidad ninguna. Para terminar, reconocer la gran labor que hacen esas pobres madres y padres, muchos de ellos hasta el final de sus vidas, para sacar adelante a sus hijos drogadicto. No me olvido, por supuesto, de hermanos, hijos, familiares en general, amigos, sanitarios, etc., que tanto han luchado y siguen luchando por sacar del mundo de la adicción a las drogas a muchas buenas personas que por circunstancias de la vida terminaron adictos a las drogas (alcohol, heroína, cocaína, etc.).