Será en menos de dos semanas cuando el portavoz de Asuntos Exteriores del Partido Popular, Gustavo de Arístegui, vuelva a Ceuta. Esta vez para participar en unas jornadas judiciales organizadas por la UNED en las que se ahondará en el asunto de la convivencia que tanto domina quien se ha convertido en una de las figuras emblemáticas del PP, clave, por sus posicionamientos, en las tertulias políticas de primera línea.
Es precisamente sobre esa convivencia y sobre asuntos de polémica actual como el protagonizado por una estudiante en el centro ‘Camilo José Cela’ al querer acceder al colegio con el tradicional pañuelo musulmán en su cabeza, sobre los que ahonda el propio De Arístegui en esta entrevista concedida a ‘El Faro’. Una entrevista en la que huye de estereotipos y en la que pone su guinda particular sobre temas como los que rodean al juez Baltasar Garzón o el actual nivel de corrupción política con el consiguiente hastío que puede producir en el ciudadano.
-Será a primeros de mayo cuando contemos con su presencia en la ciudad autónoma para abordar el tema de la convivencia en una conferencia señalada en la UNED. ¿Considera que Ceuta es ejemplo claro de esa consecución de la convivencia entre culturas o lo que se estila es una mera coexistencia para evitar conflictos y roces pero sin la asunción debida?
–Si uno tiene en cuenta que Ceuta, con poco más de 70.000 habitantes, ha tenido poquísimos incidentes en relación a la convivencia, lo es. Es una ciudad que lleva siglos conviviendo con distintas culturas e incluso con otras que no tienen que ver con la región como la comunidad hindú, muy importante en Ceuta, y asentada en el lugar viviendo con normalidad. Aquí hay además musulmanes que son españoles, otros que son marroquíes, subsaharianos... hay además una comunidad hebrea importante y la cristiana. Creo que el conocimiento que tiene el ceutí de la convivencia es mucho más profundo que el que puedan tener otros españoles. Cuando se producen polémicas en otras partes del país tienen en Ceuta una dimensión distinta y eso hay que decirlo con gran admiración.
–A Ceuta se le ha llegado a definir como ‘un laboratorio’, un ejemplo de convivencia que debería extrapolarse a otras ciudades, ¿lo cree usted así?
–A mí no me gusta emplear la palabra laboratorio, creo que es un caso de éxito. En todas las ciudades siempre se dan situaciones concretas y no es que al hablar de Ceuta estamos hablando de la Arcadia feliz... aquí se dan situaciones pero que no tienen por qué ver con las religiones... podemos hablar de inseguridad ciudadana, problemas sociales que tienen más que ver con problemas económicos que con asuntos religiosos. En este sentido Ceuta es un ejemplo de éxito en la convivencia, es algo más que una mera coexistencia entre culturas.
–Sin querer contradecir su mensaje sí es cierto que aquí en Ceuta se han dado problemas graves vinculados a la convivencia y a la religión como ha sido el protagonizado, recientemente, en la mezquita de Sidi Embarek al producirse una injerencia de Marruecos en asuntos importantes para la comunidad como el contenido de los sermones religiosos. Esto ha motivado declaraciones valientes como la de Yalila Liazid apostando porque los musulmanes se consideren de una vez por todas y a las claras españoles. ¿Que valoración hace de asuntos de este tipo?
–Me parece una opinión respetable sin que esto deba suponer una afrenta a los imames marroquíes. Con esto lo que quiero decir es que los musulmanes españoles si quieren reivindicar el sentirse españoles me parece absolutamente elogioso como posición, que es además la línea que tiene que ser.
–¿No debería existir además una intervención directa de las autoridades españolas para evitar este tipo de presiones más allá de que un sector de los musulmanes se posicione haciendo valer su españolidad?
–Vivimos en un país democrático y las personas pueden manifestar lo que quieran siempre que no vaya contra la ley. Obviamente nosotros no estamos de acuerdo con que Ceuta y Melilla sean marroquíes o ciudades ocupadas como dicen algunos, lo que sí se debe hacer es que esa comunidad musulmana que se reivindica como española forme a sus propios imames, porque tienen todo el derecho a ello.
–¿Cree usted firmemente que puede alcanzarse en España una convivencia plena?, se lo pregunto a tenor de que algunos sectores no quieran perder su identidad y por tanto no lleguen a adaptarse al país en el que residen... en este caso España.
–No hay que poner la duda por delante, claro que creo que la convivencia es posible, necesaria e imprescindible. No podemos pensar en otra solución. La realidad es la que es y ni se puede ni se debe cambiar, en consecuencia lo que tenemos que hacer es buscar los mecanismos, la estructuras... en las que esta convivencia sea cada vez más pacífica y fluida, basada en el respeto mutuo. Lo que hay que tener claro es ∫que la convivencia es una calle de dos vías. España es una democracia avanzada, Ceuta y Melilla son parte de España, en consecuencia se aplican las normas de una democracia avanzada y las cuestiones deben ser aceptadas como tales. La convivencia significa que nosotros respetamos a quienes vienen a España a buscar una vida mejor, pero ellos también tienen que respetarla, respetando costumbres y normativa y eso significa que atendiendo cultura y religión deben cumplirse las normas sin que nadie las ponga en duda. Eso es lo que tenemos que tener absolutamente claro. Las ovejas negras las hay en todas partes, radicales y fanáticos están ahí. En la medida en que la mayoría silenciosa es pacífica, no mete ruido, no mete bulla... se oyen más los pocos fanáticos que pueda haber. Lo que no podemos tomar es a esos pocos fanáticos como referente de una realidad que no existe: es decir, que la mayoría son fanáticos, eso no es verdad.
–¿Episodios como el registrado esta semana en el centro ‘Camilo José Cela’ al vetarse la entrada de una escolar con pañuelo en su cabeza donde los encuadra?, ¿se trata de un elemento distorsionador de esa convivencia a la que usted alude?
-Bueno es que este asunto se está enfocando de una manera completamente equivocada. España no es un estado laico, es un estado aconfesional que es una cosa completamente distinta. Lo que pasa es que el Gobierno del señor Zapatero tiene políticas activas contra la religión católica y contra una parte muy importante de la población española. Pero eso es una cosa del señor Rodríguez Zapatero y de algunos de sus compañeros de gobierno y partido.
Un estado aconfesional significa que debe respetar, proteger y garantizar todas las confesiones religiosas que no son sectas destructivas y también la falta de creencia religiosa: el agnosticismo y el laicismo. Todos los sentimientos religiosos o la ausencia de ellos están protegidos y garantizados por el Estado. Por eso tampoco prohíbe en la vida pública ninguna manifestación o simbología religiosa: crucifijos, estrellas de David o que una señora lleve hiyab... aunque hay otro tipo de indumentaria islámica que es incompatible con la democracia avanzada como es el burka, el nikab... por muchas razones, incluso por seguridad.
La polémica del instituto de Pozuelo se produce por algo completamente distinto y es por la normativa interna del colegio. Es el colegio el que dicta la norma y esa norma interna se debe de cumplir. Esto es así. El Estado español no tiene normativa a este respecto pero si el colegio establece que no se puede entrar con la cabeza cubierta, ni con un pañuelo islámico ni con una gorra de beisbol, debe cumplirse. No cabe lugar polémica alguna a que se produzca esta situación.
–¿Hay interés en que distorsiones de este tipo se produzcan?
-Yo creo que el gobierno por ignorancia por una parte y por intencionalidad política por otra está fomentando esta polémica. El gobierno tiene una política completamente equivocada porque trata de presentarse como el gran defensor de cierto tipo de convivencia cuando no lo es en absoluto porque la convivencia no tiene excepciones y para el gobierno sí las tiene porque se defiende a unos y no a otros y se protege a unos más que a otros. Lo que tiene que entender el gobierno es que el marco jurídico constitucional español permite una solución pacífica a esta polémica porque en el fondo no la hay. Existe gente que de forma artificial y artificiosa se dedica de manera insidiosa a generar tensiones artificiales y artificiosas entre las diferentes comunidades que conviven en España. Me parece que esto es un gravísimo error, hay bases juridícas, constitucionales y también sociales, porque la sociedad española es una sociedad tolerante, para que seamos capaces de tener una convivencia muy positiva y las tensiones puedan ser difuminadas de manera natural con los instrumentos, mentalidad e idiosincrasia que tenemos los españoles.
Los fanáticos tienen protagonismo e influencia en la medida en que generan tensiones e inestabilidad social, que es en donde el fanatismo se mueve muy cómodo.
4 cuestiones de actualidad
La figura de Gustavo De Arístegui se ha convertido en habitual en las tertulias políticas de mayor renombre. Y esto es así debido a sus conocimientos que le hacen ser una persona válida a la hora de opinar sobre temas candentes de actualidad. Eso es precisamente lo que hace con ‘El Faro’ al ahondar en algunos de los asuntos que mayor impacto mediático están teniendo. Desde la polémica suscitada en torno a la figura del juez Garzón hasta el clima de corrupción que azota la clase política.
Amenaza terrorista
¿Afecta más a Ceuta y Melilla?. La amenaza terrorista es global pero de todas formas obviamente en el caso de Ceuta y Melilla como ciudades españolas en el norte de África están marcadas por su situación geográfica lo que hace que, de alguna forma, a priori, parezcan más vulnerables. Hoy en día todo el mundo está globalizado, todos están en todas partes y el control es complicado, por lo que no hay que obsesionarse con que uno esté más en el punto de mira que otro o uno sea más fácil de alcanzar que otro. No hay punto del globo más amenazado que otro.
Figura del juez Garzón
¿Cuál es su opinión al respecto?. No quiero opinar sobre este asunto, tanta polémica en torno al juez Garzón está perjudicando al propio juez, a la imagen de la justicia y a la tranquilidad del debate político en España. Lo que hay que dejar es que los tribunales de justicia independientes actúen y tener confianza en las instituciones democráticas españolas y en su funcionamiento. Hay que preservar, porque es fundamental, la presunción de inocencia de Baltasar Garzón en todo este asunto y eso es algo a tener en cuenta.
Jiménez villarejo
¿Qué le pareció su intervención?. Creo que es un disparate que todos aquellos que en actos públicos, habiendo ocupado cargos destacados, como es el caso del señor Jiménez Villarejo, e incluso secretarios de Estado como Gaspar Zarrías, se pongan a cuestionar la base misma de la democracia española como es la arquitectura institucional de España. Esto es de una irresponsabilidad sin precedentes en la vida pública española, esto es inaceptable como demócrata. Hay que respetar al Tribunal Supremo sin ponerlo en cuestión.
Corrupción en la clase política
¿Qué valoración hace del actual clima de imputaciones y procesamientos políticos?. Debe caer todo el peso de la ley sobre quienes administrando dineros públicos se han enriquecido con comisiones ilegales y se han dejado corromper por sujetos criminales sin escrúpulo alguno. Que no se confunda a unos muy pocos políticos corruptos con la mayoría de la clase política que se deja la piel trabajando. Debemos empezar a serenar el debate político porque lo que estamos generando es un desasosiego y un hundimiento moral que no ayuda a afrontar la crisis que es más que económica.