“Si no se entrega, estaría con su vida y mi hijo en su tumba”

La madre de Yusef, asesinado en julio de 2015 en el Príncipe, pide justicia y lamenta que tuviera que enterarse de la entrega del ‘Loquillo’ por los medios de comunicación.

Fatima se emociona cuando habla de Yusef. El segundo de sus hijos. Aquel niño, su niño, que le fue arrebatado por la fuerza hace casi un año. Un disparo en el rostro terminó con la vida de este menor de solo 16 años, pero también se llevó por delante la alegría del matrimonio formado por Fatima y Said, que intenta seguir luchando porque tienen muchos niños por los que pelear.
Yusef siempre está presente en la casa de Loma Colmenar en la que reside esta familia. No pasa un día en el que se le recuerde. Ayer mismo Fatima estaba hablando de él con su hijo mayor cuando una llamada telefónica de un familiar fue el vehículo inesperado para trasladarle la noticia: el ‘Loquillo’ se había entregado. La persona que, desde que mataron a Yusef, llevaba escondiéndose de la Policía para evitar su detención al ser señalado como su asesino, había acudido por sus propios medios a la Jefatura Superior.
Así. De forma tan fría. Fatima descubrió que ‘Loquillo’ estaba bajo control de la Policía al comprobar que la noticia salía publicada en las ediciones digitales de los medios. Ni una llamada oficial, ni un aviso del CNP para trasladarle lo que llevaba más de diez meses esperando.
“No me han dicho nada, no me han avisado para decirme si el asesino estaba detenido… nada… Parece como si no fuera mi hijo, como si no fuera un niño de 16 años, la verdad que estoy muy indignada”, explica  a FARO TV en el hogar en el que hasta hace unos meses se escuchaban las risas de Yusef o se mostraban sus ilusiones. Porque Yusef era un chico con sueños, era un adolescente con metas. “Ahora tendría 17 años, pobrecito. Él estudiaba y se había matriculado para hacer un curso de electricidad, tenía planeado hacerlo, tenía una vida por delante... unos planes, pero éste le ha destrozado su vida”, recuerda entre lágrimas. Las lágrimas de una madre que ha perdido un hijo y de una forma tan violenta, sin justificación, sin nada.
“La familia está muy mal, muy destrozada. Nos ha cambiado la vida de la noche a la mañana, no tengo vida la verdad…  A Yusef lo veo todo el día, de noche… está conmigo siempre”, expone Fatima. Y esa ilusionada presencia se convierte en un duelo constante, imposible de superar. “Sales de casa y no sabes si vas a volver o no, como le pasó a mi hijo que se fue con un amigo, alegre, a dar una vuelta y no volvió mas… Esto no se lo deseo a nadie”.
Fatima solo quiere que ahora haya justicia. Las formas le han dolido mucho. Que nadie tuviera la sensibilidad de efectuar una llamada desde la Jefatura para comunicarle que ‘Loquillo’ estaba allí, duele. También le duele lo que ha pasado durante todo este tiempo, cuando  “me entero por la gente que el asesino está suelto, dando vueltas con una moto. Porque él por la noche salía, vivía su vida. Si no se llega a entregar, todavía está suelto, viviendo su vida y mi hijo pudriéndose en su tumba. Pido justicia y que pongan mano dura, que esto termine. Estoy indignada porque no me han avisado... que parece que... no sé (se emociona)... Ahora solo quiero justicia”.
Fatima pidió también una cita con el delegado del Gobierno. Lo hizo en agosto. Todavía espera que le llamen desde la plaza de los Reyes. Ella, una madre que sufre, que ha sido víctima de un sistema que no funciona, porque permite que haya demasiadas armas en la calle y que las víctimas aumenten, no ha tenido respuesta por parte de la Administración central. Tampoco consuelo.
“Nunca me han recibido, parece que estamos en el tercer mundo, y hablo por mí y por todas las madres…”, explica. “Mi niño era muy tranquilo”, recuerda emocionada. Y sin una razón le quitaron la vida. Unos dicen que “era una broma, otros que le han confundido. No sé  lo que ha pasado pero ése que murió es mi hijo… Nadie nos ha recibido ¿por qué?, ¿porque somos humildes? Al asesino del ‘Mape’ lo detuvieron en horas y al de mi hijo no, ¿por qué? Yusef era un menor, ¿no dicen que la ley les protege? Si no se entrega” -en referencia al autor-, todavía estaría dando vueltas por el Príncipe”, expone.
Fatima mira ahora por el bienestar de sus hijos, como muchas madres que han pasado por algo que nunca podrá superarse. Espera que la ley actúe. Confía en ello.

“Que la Policía haga algo porque vivimos a nuestra suerte”

Fatima aún recuerda cómo le llegaron las primeras noticias sobre la muerte de su hijo. Le llamó un familiar para comunicarle que lo habían matado, que después de dispararle había permanecido demasiados minutos en el suelo, desangrándose, que las heridas sufridas eran muy graves. Ella recuerda cómo Yusef se marchó a dar una vuelta y nunca más regresó. Teme por las demás madres, por otras que, como ella, también han perdido a sus hijos de forma violenta. Quiere seguridad. Nunca le dieron una explicación de por qué mataron a su hijo. Ni ella misma la encuentra. Solo quiere que la Policía “haga algo porque lo que está pasando es mucho, sale de la mano de la ley, vivimos a nuestra suerte en el Príncipe, hablo por mis hijos, sobrinos, primos, vivimos con miedo”.

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