La rápida actuación tanto de la Guardia Civil como de la Salvamar Gadir resultó clave en la mañana de ayer para coordinar el rescate de diez subsaharianos, uno de ellos menor, que intentaban entrar en Ceuta ocupando una pequeña balsa neumática que presentaba ya riesgo de hundimiento. Fueron las patrullas de Costas del Instituto Armado las que alertaron de las dificultades que presentaba la balsa, coordinándose la actuación tanto de la Gadir como del Servicio Marítimo, que localizaron a los inmigrantes cerca de Punta Leona.
La historia de ayer terminó con buen final, pero quienes se encargaron de participar directamente en el rescate han puesto de manifiesto tanto lo complicado de la actuación como la peligrosidad del trayecto seguido por quienes no tienen miedo a nada ni a nadie. “Cuando llegamos la balsa estaba semihundida y en muy malas condiciones, si llegamos a tardar algo más hubiera sido una tragedia, una desgracia”, apuntaron miembros del Instituto Armado. Fue la Gadir quien se encargó del traslado a puerto de los diez subsaharianos, dos de los cuales se encontraban en mal estado físico por lo que se solicitó la presencia de una ambulancia del 061 que los atendió in situ. También se requirió la presencia de Cruz Roja para el reparto de mantas y alimentos, encargándose de su filiación la propia Policía Nacional. Y por la noche... más presión en Benzú Si por la mañana las fuerzas de seguridad se topaban con un servicio a todas luces dramático, la noche previa había dejado una buena ‘resaca’ en materia migratoria. Y es que la Benemérita detectó los intentos de entrada de hasta tres nadadores. Algo ya habitual para el Instituto Armado. En la jornada nocturna tres subsaharianos intentaron entrar a nado pero sólo uno del grupo consiguió alcanzar la llamada playa del Algarrobo, en el límite de Benzú. Los otros dos compatriotas, originarios también de Costa de Marfil, fueron interceptados por las fuerzas marroquíes que se hicieron cargo de ellos. Por contra la Benemérita tuvo que trasladar a puerto deportivo al único que entró por Benzú para su posterior ingreso en el CETI, al no existir posibilidad alguna de que Marruecos lo acepte. Desde hace meses el vecino país se desentiende de la presión migratoria por mar, convirtiéndose ambos espigones en una vía abierta para la entrada de sin papeles, bien a nado con chalecos salvavidas o bien ocupando endebles balsas de plástico cuya posibilidad de hundimiento es más que evidente.